Entre los varios encantos de las festividades de fin de año, además de reunirse con la familia y los amigos, el transcurrir de algunos días parecieran lentos y afortunadamente hay tiempo para observar y analizar lo que sucede con la ciudad, las horas alcanzan para analizar cómo va Cúcuta y lo que le podría acontecer en el 22, en un siglo que eso si va muy rápido, porque recuerdo como si hubiere sido historia de hace pocos días lo que fue la celebración en el mundo del nuevo siglo, hace 21 años. Entre las varias reflexiones de ciudad con los amigos llama la atención que de manera efectiva se constata que hay sectores que vienen creciendo, que se han fortalecido económicamente, que pese a todo han venido creciendo. Muy buena la columna y la reflexión que sobre el tema hizo ayer Manuel Guillermo Camargo. En alguna de las calles de la ciudad coincidí con un dueño de droguería, con quien hablábamos sobre temas de ciudad y tenía oportunidad de expresarme la gran cantidad de droguerías que ahora hay en la ciudad, igual que almacenes de cadena como los Montes.
A doce horas de terminar el 2021 me encontré con Sixto Arévalo en un café Tostao, quien se dedica a temas de minería y tenía oportunidad de señalarme la disparada del precio del carbón, y le entendí que no dan abasto para satisfacer la demanda interna. Además tenía oportunidad de señalar como cada día vienen empresarios de Venezuela a tratar de hacer negocios por aquí. En ese tema hay otra realidad, Venezuela hace apenas dos años producía cerca de 300 mil barriles diarios y hoy en día se han recuperado con una producción de 1 millón de barriles al día, y frente a la incertidumbre e inestabilidad que aún genera el gobierno de Maduro, puede ser atractivo venir a hacer negocios por aquí y no allá. Muy probable.
Hay dos reflexiones en la columna de ayer que invitan a un análisis tranquilo y profundo: cuando la economía en Venezuela era boyante por los 3 millones de barriles diarios que producía, el comercio entre los dos países lo veíamos pasar, y por ello con una reapertura de la frontera que tendrá que suceder en pocos o varios meses, resulta cierto que debe hacerse bajo parámetros de protección a lo local para que no se pierdan los ahorros, lo que de una u otra forma ha construido empresarialmente la ciudad en estos años. Es una buena reflexión sobre la que tenemos mirar sus alcances frente a un nuevo presidente que se posesionará el próximo 7 de agosto, ¿cómo reabrir la frontera sin que volvamos a ser apenas unos espectadores?
Este es un interrogante al que debemos darle una respuesta razonable de parte nuestra, porque hasta podríamos tener un presidente que no entiende los temas de frontera, y a quien se le podrían pasar otros cuatro años sin saber qué hacer con la frontera que es lo que nos sucedió con Duque. Que lástima que en un análisis y reflexión de estas, algunas entidades estén tan alejadas de estas coyunturas como sucede con la Cámara de Comercio, que da la impresión que ni siquiera se da por enterada por estar ensimismada en sus luchas internas de poder. La Gobernación y la Alcaldía deberían ser más partícipes de estos análisis. Algunos estamentos como las universidades deberían propiciar un debate con algunos candidatos presidenciales, con esos que podríamos mencionar como los más probables, para que entiendan lo que es la frontera y cual sería una reapertura sin que se afecte la economía local. Un buen tema para que Cúcuta tenga un buen 22.