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A la deriva
El país en el tema económico atraviesa por un camino espinoso y de grandes incertidumbres. 
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Domingo, 9 de Diciembre de 2018

Por estos días en Colombia nada sale bien. Hacia estas navidades aumenta la incertidumbre y la confusión de la gente. 

Una muestra de la improvisación es la ley de financiamiento, que parece un árbol de Navidad que se hace a las carreras, al que un día le cuelgan un tributo, y al otro día lo descuelgan como si se tratara de un juego. 

La Corte devolvió la terna para el fiscal. 

Muy grave que Duque no haya tenido el cuidado de asegurarse antes de que los ternados aceptarían, y el país sometido a un desgaste institucional muy alto. Tenemos un presidente al que cada día se le nota más su falta de tacto e inexperiencia y al que todo se le cae en el congreso. 

¿Qué hace un presidente en las circunstancias que vive el país cantando con el presidente de Ecuador después de un foro como si estuvieran en un reality? 

Tampoco han sido los mejores días para Gustavo Petro, quien aparece en una imagen grotesca recibiendo dinero como si se tratare de un traqueto que está arreglando el último embarque antes de terminar el año. Un golpe demoledor para la izquierda. 

Por unas horas hasta la vicepresidente Marta Lucía tuvo una ligereza al anunciar la muerte de Belisario Betancur. 

Y para continuar con esta cadena de insensateces que debemos soportar en este bello país, siguen asesinando líderes sociales en el Catatumbo y el gobierno, como si se tratare de un aguinaldo, alcanzó a nombrar como director del Centro de Memoria Histórica a Vicente Torrijos, un hombre que fue expulsado de la Universidad del Rosario por haber falsificado un diploma, y quien aún no cree que en Colombia ha existido un conflicto. 

Afortunadamente fue tanta la crítica que hace unas horas renunció.

El país en el tema económico atraviesa por un camino espinoso y de grandes incertidumbres. 

Con esa colcha de retazos de reforma tributaria que se está tramitando en el congreso, de ahí aparecerán dos realidades en pocos meses que tendremos que asumir: dentro de un año estaremos tratando de hacer otra reforma tributaria, y lo peor, lo señalaba por estos días con su autoridad el exministro Guillermo Perry, que así como va el país, Colombia podría seguir la misma senda de Argentina, es decir, terminar prestando dinero al fondo monetario internacional y con un desbarajuste económico y social demoledor. 

Hay analistas y expertos tributaristas que ya le recomiendan al gobierno que lo mejor es retirar esa ley de financiamiento y presentar una seria y responsable el próximo año.

Y ni para que hablamos de la reforma a la justicia. Un país que anda con un maltrecho aparato judicial, con una terna para nombrar fiscal ad hoc mal hecha, cuyo propósito era hacerse cargo de uno de los principales escándalos de corrupción en los últimos años como el de Odebrecht, y con un fiscal cuestionado por el mundo,  a quien recientemente un editorial del periódico El País de España le solicitaba que reconsiderara su continuidad en el cargo, pone en evidencia la precariedad de nuestra justicia. ¿Cúantas reformas en este campo se han caído en los últimos años en el país? Muchas. Seguramente la respuesta es más sencilla, no son muchas las autoridades y gente en el país a quien le interese de verdad una reforma a la justicia. Como siempre sucede, es al ciudadano que la padece todos los días, afrontando controversias interminables de años, que vive sin justicia.  

El país anda a la deriva. La sensación y estado de ánimo de la gente no es el mejor. Al menos esperemos que por estos días de Navidad haya reconciliación, encontremos la familia y los amigos, y como si se tratare de esperar un regalo exótico en estas navidades, esperar que las cosas mejoren.

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