El Catatumbo es una subregión ubicada en el Noreste Colombiano, conformada por 11 municipios con una variedad climática que le permite mostrar su gran riqueza natural representada en la variada vegetación, cuantiosos recursos minerales y la abundante pesca de su caudaloso rio Catatumbo, que nace en el Norte de Santander y aporta el 60 por ciento del agua dulce del Lago de Maracaibo. Desde hace más de tres siglos la caña de azúcar y el cacao han sido fuentes de sus ingresos y tras el grito de independencia, el café se convirtió en el principal producto de exportación.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial aparece en escena el petróleo, convirtiendo a la región en uno de los primeros sitios ricos en este recurso energético, razón por la cual en 1918 se aprobó la Concesión Barco para dar inicio a su exploración. Este contrato se firmó por 50 años y el Estado recibía el 15 por ciento de las utilidades líquidas. La concesión fue transferida en 1936 a las empresas norteamericanas Texas Petroleum Company y Mobil Oil, las cuales se encargaron por muchos años de extraer el petróleo de los pozos abiertos en una gran área alrededor del municipio de Tibú. Los recursos minerales abundantes en esta región son: oro, carbón, hierro, uranio y coltan (usado como insumo en la industria electrónica). Allí, en medio de tanta abundancia, los grandes sacrificados han sido los indígenas de la etnia barí.
Pero una de las cosas maravillosas que más distingue a esta rica región, a nivel mundial, es el fenómeno natural conocido como El Relámpago del Catatumbo. Este fenómeno meteorológico es un ciclo de tormentas que ocurren entre abril y noviembre y produce cerca de 1.6 millones de rayos por año. Es el único faro natural del planeta que con sus descargas eléctricas genera elevada cantidad de ozono. El relámpago del Catatumbo, incluido en libro de los Records Guinness, es un atractivo para los turistas y un foco de distracción para quienes aquí habitamos.
Sin embargo, el Catatumbo, con todo el poder de la naturaleza manifestado en sus múltiples riquezas y fenómenos naturales, no ha reunido la fuerza suficiente para lograr atraer la atención del gobierno central durante muchos años. En estos momentos los altos funcionarios del gobierno se han referido al Catatumbo por la situación de crisis de seguridad que allí se vive y por el secuestro de tres periodistas. Pero la atención se logró por las diferentes exigencias que se han hecho desde diferentes puntos del exterior durante estos días. Si entre las personas que afrontan esta delicada situación no estuviera la periodista Salud Hernández (colombo-española) otra hubiera sido la reacción de las autoridades.
Poco a poco los fuegos salidos de las sofisticadas armas utilizadas por los bandos comprometidos en la guerra, que allí se vive, han ido opacando los destellos salidos del poderoso relámpago natural, mientras los llantos de los familiares de las víctimas han ido desplazando los gestos de alegría que el fenómeno genera cada vez que se produce. ¿Hasta cuándo?