Pasadas varias semanas del paro anunciado y ejecutado de taxistas realizado el pasado 26 de enero, son varias las conclusiones que se pudieran desprender, pero la verdad es muy lamentable que tan solo hasta que se paralizó la ciudad, la administración se sentó a dialogar con los representantes de la mancha amarilla, quienes no solo fijaron sus puntos de vista, sino que dejaron plasmadas varias órdenes, ante las cuales solo quedan las “rodillas peladas” de la autoridad que muy a mi pesar, quiso dejar una huella de orden y diálogo pero ellos saben que no fue así y la ciudadanía también.
Previo a la “hora cero”, de los taxistas, pude ver por las vías principales de la ciudad, varios vehículos prestando el prohibido servicio colectivo por parte de automotores que debieron salir de circulación en el servicio público hace años, pero que curiosamente también apoyaban el paro, como si se tratara de una coalición entre legales e ilegales.
Además, no tengo conocimiento si en algún momento los representantes de la administración tuvieron en cuenta las quejas de la comunidad que van desde múltiples olores ofensivos compuestos por sudor, comida, cigarrillo, etc. Además, muchos de ellos poseen unidades que les suena hasta la pintura porque suspensión no tienen y lo que queda de la tapicería, perfectamente es la cueva de insectos y roedores en horas nocturnas, dadas sus muy precarias condiciones de limpieza.
Ahora, sale el director del Área Metropolitana, apoyado por el alcalde Yáñez, anunciando que según un estudio de movilidad, se recomienda aumentar el número de días de parada de los vehículos de servicio particular, cuando la verdadera realidad es que debido a las pésimas condiciones de la carpeta asfáltica de la mayor parte de la ciudad, es una razón adicional para el cumplimiento de rutas y horarios del servicio público tipo bus y buseta en los estratos menos favorecidos.
Por otra parte, no es un secreto que Cúcuta tiene el parqueadero más grande del país, toda vez que tanto residentes como visitantes dejan abandonados sus automotores en vías arterias y principales, ante la total ausencia de uniformados responsables de aplicar las sanciones previstas en el Código de Tránsito, porque según se comenta en los pasillos, ellos no están para regular el tránsito (dar pito) sino para operativos y no sé qué más quedaría en el convenio con nuestra querida institución.
Es cierto que la movilidad está impactada por el incremento de automotores con matrícula nacional y extranjera, pero no menos cierto es que se desconocen los esfuerzos para tener las vías libres de irresponsables conductores que olímpicamente ignoran las señales de tránsito, salvo las que están sobre la calle 11 cerca de un importante centro comercial, en donde una cámara de fotodetección, documenta las pruebas necesarias para imponer comparendos por detener su vehículo así sea por unos segundos para subir o bajar pasajeros y eso lo aplaudo porque suficiente tenemos con todo los estorbos atornillados sobre esa arteria, con el pretexto de que son señalización, así todos lo veamos como una forma más de entorpecer el flujo vehicular.
La verdad, no me sorprende nada de lo que haga esta administración y por eso la jugadita del pico y placa, será la causa de justa molestia y protesta ciudadana, sumada a la serie de desaciertos en esta temática.