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La paz en la Santa Sede
Pasamos de un estado parecido al shock con la victoria del No, a la sorpresa del Nobel.
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Domingo, 18 de Diciembre de 2016

Otra vez sucedió con la paz de Colombia lo que no estaba en las cuentas de nadie, lo inimaginable: que llegara al Vaticano para tratar de encontrar la mediación del papa. Siguen sucediéndose en nuestro país episodios que caen en lo inverosímil, son casi de ficción, que no están en las cuentas de nadie. Primero fue la votación del plebiscito que no solo nos dejó perplejos a todos nosotros, sino al mundo entero, que no podía entender como en Colombia en las urnas se le dijera No a la paz, sorpresa que incluyó al propio Uribe quien días antes del 2 de octubre, se había anticipado con unas declaraciones a la derrota; a los pocos días, tan solo 4,  fue premiado Santos con el nobel y que recuerde en muchos años, esa semana fue de ficción, irreal, casi esquizofrénica pues pasamos de un estado parecido al shock con la victoria del No, a la sorpresa del Nobel.

Pero la historia aún no termina. Tendría que suceder otro episodio que no estaba en las cuentas de nadie; desde luego que no podía estar porque es parte de nuestra ficción, de nuestra irrealidad para tratar de encontrar de cualquier forma nuestra esquiva paz, como se narra en la “Mala Hora”, la historia del alcalde que trataba de encontrar la paz en su pueblo, pero se encontraba aquejado permanentemente por un dolor de muelas, y ya desesperado con el dolor, se vale del padre Ángel, el cura del pueblo, para que hablara urgente con el sacamuelas del pueblo, porque decía el alcalde, “ Todo esto contribuye a la consolidación de la paz”.  Pues bien, la paz de Colombia termina en el Vaticano con Santos y Uribe sentados delante del pontífice como si estuvieran aprendiendo una lección en la escuela.

Es decir, y ahí continúa nuestra historia, lo que no ha podido solucionar ni siquiera la Corte Constitucional, tratamos de que lo hiciera el Vaticano. Pero Uribe le dijo al pontífice que no, que el proceso de paz no va para ningún lado, que no está conforme con los cambios que se hicieron. Ese fue un error de cálculo de Santos, creyendo que iba a “ablandar” a Uribe con la mediación papal. Pero no, así como Bolívar lo recuerda la historia como el libertador, a Santander como el hombre de las leyes, a Mosquera como el gran líder de las provincias en Colombia, y así otros, en unos años Uribe será recordado como el gran opositor radical en muchos años del país. Creo que tienen razón quienes afirman que a Uribe lo mueve, más que el odio a la guerrilla, el odio a Santos.

Sigue escribiéndose ese largo capítulo de la historia de la paz en Colombia. El 2017 será muy difícil con una sentencia de la Corte Constitucional que aprobó el fast track, pero que deja muchas dudas e inquietudes para lo que se viene el próximo año. Por lo pronto, supongo que ya muchos historiadores empezarán a escribir sus crónicas sobre lo difícil que es la paz en Colombia, y en ese recuento, en esos libros, merecerá especial interés el capítulo en el que se diga que ni siquiera su santidad el papa pudo con Uribe.

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