¿Será que tenemos que llegar a hacer un paro en la frontera para que el gobierno entienda lo que sucede aquí? Esa es la propuesta que en Caracol nacional planteó el congresista Alejandro Carlos Chacón con un argumento muy fuerte: ¿cómo se explica que en la Guajira el paso por la frontera sea normal, entren y salgan mercancías, transiten camiones abastecidos de productos que pasan por Paraguachón, mientras aquí nos quedamos en el mundo salvaje de las trochas? Se le escucha cada vez más a empresarios de la región que han tenido desde aquí en Cúcuta, llevar sus productos a la Guajira para exportar a Venezuela.
Sin duda que tiene razón Alejandro Carlos en su propuesta. Entre los muchos desaciertos de Duque que afortunadamente ya pronto termina, uno de ellos fue el erróneo manejo de la frontera. Ese argumento que como Maduro fue el que cerró la frontera hace algunos años, y decidió cerrar embajada y consulados y por ello por ello se justifica que Colombia haga lo propio, es trivializar las relaciones diplomáticas. Peor aún, esas descontextualizadas declaraciones del presidente y de su inepta canciller en cuanto que no normalizan las relaciones diplomáticas con Venezuela porque Maduro es un dictador, la realidad es que se les fueron los cuatro años en esa torpeza. ¿Hoy Maduro ganará la mayoría de las gobernaciones y seguirá de presidente seguramente por muchos años más, y Cúcuta qué, hasta cuándo tiene que esperar? ¿Hasta que Venezuela elija un presidente que sea del agrado de Duque y de su lúcida canciller? Afortunadamente ya se van.
El problema de la protesta que plantea el congresista es que ni aún con ella Duque cambiará su posición en los pocos meses que faltan, por una razón: el presidente nunca ha entendido lo que significa el valor histórico y comercial de esta frontera, lo que significan las relaciones entre Colombia y Venezuela. Además el problema de nuestro lado es creer que al presidente le interesaba la frontera. La realidad es que a Duque no le interesan los problemas de Cúcuta, ni siquiera los entiende. Por ello, en una de sus últimas visitas a la ciudad en donde Duque se sintió más cómodo, fue inaugurando una cancha sintética de fútbol en Atalaya, y antes de subirse al avión, estuvo comiendo pasteles en el Colsag. Cuando sea expresidente y a Duque le pregunten por Cúcuta, seguramente no tendrá la gratitud ni siquiera de recordar que esta región lamentablemente fue la que le puso proporcionalmente más votos para su elección, sino que por ahí dirá en alguna de sus entrevistas, que él como presidente fue solidario con la frontera porque nos dejó una cancha sintética de fútbol, que no nos quejemos tanto.
Hay que esperar que el próximo presidente entienda la frontera, que tenga un contexto de lo que son las relaciones entre Colombia y Venezuela, porque estos fueron cuatro años perdidos. Ahí viene un tema nada fácil para la frontera, ¿quién será el próximo presidente? De los muchos candidatos, muy pocos hablan de la frontera. Qué ironía, seguramente en el evento de ganar, quien al otro día abriría la frontera sería Petro. Aún más, uno de sus primeros viajes internacionales sería a Caracas. Sin duda un desafío y sin saber cuál podría ser el costo y la recomposición política de Colombia y Venezuela de tener a Maduro y Petro de presidentes. Uno que escuché hablar de la frontera y me decepcionó, Fico; en el panel de Caracol le hicieron la pregunta y volvió a hablar de Maduro dictador. Creía que el tal Fico era serio, pero ojalá no nos volvamos a equivocar.
Por ahora creo que hay que apoyar a Chacón, y así como Álvaro Leyva decía en estos días “que hacía mucho tiempo Colombia no tenía un presidente que hiciera tanto estorbo”, pues al eslogan de campaña de Chacón solo sería agregarle, que hacía mucho tiempo la frontera no tenía un presidente que no entendiera sus verdaderos problemas.