Hace cincuenta años el mundo vivió una transformación política e histórica que cambió de manera profunda su forma de ser y vivir. En 1968 asesinarían en Estados Unidos a quien representaba la lucha por la igualdad de una raza, Martin Luther King; la maldición de los Kennedy seguiría su curso con el asesinato por un árabe de Bobby Kennedy; Estados Unidos venía de perder la guerra con Vietnam, y el 20 de agosto de ese año las fuerzas rusas invaden Checoslovaquia; en Alemania nace una grupo armado de estudiantes que lucha contra el gobierno.
En África, uno de sus países, Biafra, sufre una de las peores tragedias de desolación y hambre de sus niños. En Francia el 29 de mayo de 1968 el general de Gaulle abandona secretamente París después de la revuelta estudiantil iniciada el 3 de mayo por los estudiantes de la Universidad de la Sorbona y de Nanterre, cuyo líder era un joven estudiante de apenas 22 años llamado Daniel Cohn-Bendit. El trasfondo filosófico de esa revuelta en el barrio latino de París la habían iniciado dos filósofos, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. En el momento en que llega la policía a enfrentar a los estudiantes de la Sorbona, estos últimos, en el gran anfiteatro de la universidad, miraban algunas imágenes de lo que fue la lucha guerrillera en América latina del Che Guevara.
El año 1968 será recordado en la historia de la humanidad y de la ciencia política como uno de esos momentos en el que el mundo cambió; la sociedad cuestionó su forma de vivir y sus valores y se hacía preguntas sobre su futuro.
En Estados Unidos con la maldición del tercero de los Kennedy asesinado, la gente no dejaba de encontrarle alguna respuesta posible a lo que le escribiera Jhon F. Kennedy, ya presidente, a su hermano Bobby poco antes de su muerte el 22 de noviembre de 1963 como un reconocimiento a su esfuerzo para ganar la presidencia, en una caja de cigarrillos:
“Después de mí, por qué no tú?”. Lo que debía entenderse como una sucesión presidencial, terminó convirtiéndose en una herencia trágica en el que ese “después de mí por qué no tú”, terminó siendo una sucesión pero en la muerte.
En Méjico en 1968 se habían celebrado los Juegos Olímpicos en el que dos atletas negros, hicieron una demostración contra la segregación racial en Estados Unidos y en la prueba de 200 metros levantaron la mano de la victoria tratando de demostrar de que ellos también existían.
Ese año de 1968 será objeto en el 2.018 de múltiples recuerdos, análisis, conferencias y debates porque fue uno de esos momentos de la humanidad en que el mundo cambió de la mano de los estudiantes.