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Las denuncias de Benedetti
¿Qué puede pensar hoy un colombiano que ve que en ese escenario se elegirán congresistas y presidente? 
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Domingo, 19 de Noviembre de 2017

Después de escuchar la andanada que por estos días hizo el senador Benedetti contra el fiscal general Néstor Humberto Martínez, contra Vargas Lleras, contra los congresistas de la Costa y contra todo el que se encontraba a su paso, muy probablemente ahora que estamos próximos a recibir aguinaldos y regalos de Navidad, lo más posible es que en este diciembre tendremos otro elefante muy parecido al que en su momento nos regaló Samper. 

Ese es el aguinaldo más probable que recibiremos los colombianos después de escuchar a Benedetti en la W, quien se declara perseguido por el fiscal, recordándole que si acaso el hoy fiscal se le olvida que hace algunos años, días antes de la reelección de Santos, en un elegante apartamento de Bogotá sobre el cual dice tener las coordenadas precisas, la hora y el registro de entrada, Martínez recibió unos dineros para repartir en la campaña de manera directa. 

Es decir, este año que ya está por terminar nos promete tener otro elefante que así como vamos, es casi que para colocarlo en el escudo nacional. 

La andanada de Benedetti fue con todo. 

Muy probablemente en los últimos 25 años de existencia de la Fiscalía ningún colombiano se había referido y retado en esa forma a un fiscal general como lo hizo el senador, con expresiones salidas de tono: “Si Martínez tiene güevas, lo reto a un debate público”. 

¿Qué puede pensar hoy un colombiano que ve que en ese escenario se elegirán congresistas y presidente? 

El desconcierto del país es muy parecido a esos de los años 90 cuando aparecieron las pruebas de los dineros del narcotráfico en la campaña de Samper.

El desconcierto es muy grande, y lo que hace es darle cada vez más razones a los que creen que el voto debe ser por candidatos del centro. 

Hoy habrá una primera medición de lo que pueden ser las elecciones con una consulta liberal que tiene riesgos muy altos de resultar muy frágil políticamente. 

Suerte para Juan Fernando Cristo, pero el ambiente no es para nada propicio en una contienda electoral cada vez más asediada por escándalos y agresiones como las de Benedetti.

Y viene la pregunta del millón: 

¿Y si el senador prueba todo lo que denuncia y demuestra que el fiscal está comprometido en actos deleznables de la política? 

Y puede llegar a suceder que los dos tengan razón: que la hermana de Benedetti tiene que ver con el carrusel de la contratación de Bogotá y en su momento fue premiada con la embajada de Canadá, y que del otro lado, el senador tenga razón y pruebe sus denuncias. 

Cada vez que surge un episodio como este creemos equivocadamente, y hasta ingenuamente, que tocamos fondo. Pero no, los niveles a los que ha llegado nuestra actividad política son espeluznantes y espantosos.  

Y todo este escándalo también puede tener un final de tercera, como también ha sucedido: que no pase nada, que todo termine en un arreglo de compadres. Quizás a esta altura del 2017, lo más interesante en temas de Estado y política, es que ya casi termina. Creíamos que con lo de Odebrecht ya era la tapa de los escándalos. Pero no, tenemos una capacidad infinita de beligerancia, de pugnacidad política. ¿Cuál será el próximo?

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