En la perspectiva local y regional, ciertamente la apertura de la frontera colombo-venezolana y la reciente visita de Petro para articular el Plan Nacional de Desarrollo con el departamento, concentran nuestra atención. Del mismo modo, en términos de país, procuramos digerir la reforma tributaria, la anunciada sobre la salud, la ley de paz total y la disparada del dólar. En el contexto latinoamericano, la victoria de Lula confirma la tendencia hacia la izquierda, arropando a Brasil, México, Argentina, Colombia y Perú, que representan las 5 economías más fuertes de la región, a lo cual podríamos sumar Bolivia, Nicaragua, Honduras y Cuba. Globalmente hablando, China, pasado ya el congreso de su partido comunista, continúa tranquila su estrategia de crecimiento con Xi Jinping, al paso que las dos Coreas se muestran dientes, Rusia replantea su guerra contra Ucrania, y Europa occidental se queja de la severa inflación por carencia de gas. Como quien dice, el mundo se mueve, y sus efectos se sienten en cualquier latitud.
El turno ahora es de Estados Unidos, país también polarizado. Aunque no se trata de las presidenciales, las elecciones del próximo martes son cruciales, pues muy probablemente el partido político triunfante también alcance la Casa Blanca en 2024. Las diferencias entre demócratas y republicanos no son pocas, ni en el plano interno ni en política internacional.
¿De qué se trata realmente? Estas elecciones, de ‘midterm’ o mitad de período, permiten elegir a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 35 de los 100 senadores actuales, así como a 39 gobernadores, y muchos otros funcionarios estatales, cantonales y municipales. Son las primeras con base en el censo de 2020, que redefinió algunos distritos electorales. Básicamente, se renueva el Congreso de Estados Unidos que, en el sistema de pesos y contrapesos derivado de la separación de poderes, representa demasiado. En la actualidad, el Partido Republicano domina el Senado, lo cual ha dificultado mucho la labor de Biden; y, de obtener los republicanos la mayoría en la Cámara el martes, la primera potencia política y económica del planeta se haría ingobernable. Además, esa eventualidad significaría el posicionamiento de Donald Trump, intérprete de la extrema derecha estadounidense, como candidato republicano para las presidenciales de 2024.
La polarización es tan enfermiza que pone en riesgo la democracia estadounidense, porque la línea Trump es capaz de desconocer la decisión del pueblo, al punto que todavía considera la presidencia de Biden un fraude en su contra. El Partido Republicano carece de líderes moderados que pudieran hacer contrapeso. El eventual regreso de Trump a la presidencia implicaría una violación sistemática de los derechos de inmigrantes y de minorías étnicas y religiosas que, en su opinión, deberían aceptar la supremacía blanca. Su visión del poder, antidemocrática y autoritaria, se proyectaría también en las relaciones internacionales, con inmenso riesgo frente a China y otras naciones.
El votante promedio es bastante ignorante, y cree que Estados Unidos es el ombligo del mundo, llamado a gobernar globalmente, a la manera del Destino Manifiesto que utilizaron en su momento Monroe, Lincoln y Wilson, y que alimenta la hegemonía estadounidense. Adentro, la campaña gira en torno a lo económico, dada la inflación, los costos de energía, y las altas tasas de interés; el tema de la migración en la frontera sur; el aborto, que parecía superado, pero que está en la agenda por el reciente fallo de la Corte Suprema; y la violencia, con sus tiroteos y masacres, por la permisividad constitucional del porte de armas.
Estados Unidos puede quedar en manos de la extrema derecha. Nunca el listado de candidatos republicanos al Senado, la Cámara y las distintas gobernaciones en juego se había caracterizado por tanto vocero extremista. Obama y Biden han tenido que recorrer intensamente el país para alertar sobre el riesgo de estas elecciones, cuyo impacto, más que estadounidense, tiene connotación global.
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