Luis Carlos López ha sido uno de los poetas cartageneros que llegó a tener reconocimiento mundial, escribiendo sobre la cotidianidad de Cartagena, que vivió a finales del siglo XIX y principios del XX, poeta y cronista, anticlerical al extremo, que algún día al mediodía vio pasar al arzobispo de Cartagena  desde su tienda de venta de conservas de origen español que le había organizado su familia que veía con preocupación que los días del hijo transcurrían sin grandes inquietudes, y vio como el obispo se dirigía como de costumbre a las reuniones con la clase política y tradicional de la ciudad y al otro día escribiría una crónica que pasó a la historia y aún hoy en Cartagena mucha aristocracia no se la perdona 70 años después de su muerte: “Caterva de vencejos”, incluido el obispo. En torno de burla se refería a esos intereses, iglesia y política, que entre el desinterés y la frivolidad por los temas de la ciudad no se ocupaba de la Cartagena pobre de principios de siglo. Con la expresión vencejos el “Tuerto López”, quien en 1900 había comenzado sus estudios de medicina y por la guerra de los 1000 días no los pudo continuar, afortunadamente para Cartagena y la historia de crónicas de la ciudad, se refería a la inutilidad y falta de coherencia de un grupo. Cuando las acciones se hacen sin coherencia alguna.

Otro de sus poemas famosos, “A mi ciudad nativa”, en la que hace referencia a los zapatos viejos de uno de sus mejores amigos cuando recorrían por las murallas, y por ello “los zapatos viejos” hoy es uno de los monumentos que podemos visitar. Por estos días vienen apareciendo unas publicidades de la alcaldía que aún no logro entender, y con quienes hablo, nadie: “Soy empresario y me gerencio a mí mismo”, “Me siento feliz en mi Cúcuta del alma”, Jairo Yáñez, alcalde de Cúcuta. ¿Qué coherencia y mensaje a la ciudad tiene esta publicidad en estos momentos en que la ciudad tiene expectativas y necesita ideas y acciones coherentes ante el nuevo gobierno? De entrada, a Cúcuta no le interesa que el alcalde se gerencie a sí mismo – ni el “Tuerto López lo habría entendido”-, porque una persona no se gerencia; como individuos nos formamos, leemos, conocemos los problemas de su ciudad, se asesora y en lo posible aprovecha una oportunidad histórica de gerenciar a Cúcuta y no hubiere desperdiciado esa posibilidad política.

Si este aviso hubiere aparecido hace 100 años en los periódicos de Cartagena el poeta cartagenero entre la curiosidad y las bromas que le eran características, probablemente algo desconcertado tratando de entender lo inentendible, se habría dado cuenta que se había quedado corto con la expresión “Caterva de vencejos”. Mejor dicho, menos mal que “El tuerto” es posible que no conoció Cúcuta, y si no hasta su poesía la habría reescrito al haber conocido otra historia de un ex alcalde de Cúcuta, Pauselino Camargo – q.e.p.d.-, quien en algún momento seguramente ante un debate político en el concejo, para afrontarlo porque también se sentía feliz en su Cúcuta del alma, lo que hizo fue emborracharse para afrontar el debate. Oh Cúcuta de mi alma.

Por estos días con coherencia y con responsabilidad con la ciudad, mejor lo dijo el concejal Jesús Sepúlveda, quien públicamente expresó que debemos comprometernos con Cúcuta y aportarle ideas al nuevo gobierno; es lo que debemos hacer, finalmente a todos nos interesa que a Petro le vaya bien, porque nos va bien a todos y a la frontera, pero no con mensajes ilusos y descontextualizados que no dicen nada, porque ni el “tuerto López”  entendería como es que se gerencia esta Cúcuta del alma.