Uno de los estadistas más importantes del siglo xx fue Wiston Churchil, quien fuera Primer Ministro del Reino Unido entre 1940 a 1945. Algunas de sus memorables frases le vendrían bien al alcalde Jairo Yáñez con ocasión de la recolección de 69.330 firmas para la revocatoria de su mandato: “El mejor argumento en la democracia es tener una conversación de 5 minutos con el elector promedio”, u otra más: “La lección más grande de la vida es saber que incluso los tontos tienen razón a veces”. Si Churchill, el “León Británico, si la ficción lo permite, y hubiere estado el gran estadista inglés de paso al menos un par de horas por la ciudad, algo de eso le recomendaría al actual alcalde de Cúcuta. Lo recuerdan, en esa excelente última película de Churchill “El instante más oscuro” en la que Gary Oldman protagoniza al exministro, una de las mejores escenas es cuando Churchill como primer ministro se sube al metro de Londres y empieza a hablar con la gente del común, que no podían creer que en el vagón estuviere el primer ministro. La expresión de sorpresa de su compañero de silla, seguramente de un obrero inglés, de estar sentado al lado de Curchill, es hasta cómica.
Eso fue lo que hizo Churchill en uno de los momentos más difíciles de la segunda guerra mundial, qué hacer con el avance de Hitler que ya había invadido el norte de Francia? Churchill no se reunió con los grandes estadistas del momento, ni con Einstein que aún vivía, ni siquiera con De Gaulle, se subió al metro y habló más de 5 minutos con el elector promedio, con los que se suben a un bus o al metro y aparentemente son los tontos, y habló con ellos, y les preguntó qué debía hacer en ese momento? Cómo atacar y defenderse de Hitler? Y “esos tontos” le dijeron a su primer ministro, ataque a Hitler, ante todo la dignidad de Inglaterra. Y mucho de eso fue lo que hizo Churchill y pasó a la historia.
Si el alcalde de Cúcuta hiciere lo mismo y se subiere a un bus aquí en Cúcuta, por ejemplo vía a Atalaya, a hablar con la gente, a escucharlos, de lo primero que habría que tener cuidado el alcalde es de sentarse bien, y evitar que el bus en uno de esos monumentales huecos que por estos días tienen las calles de la ciudad, caiga en uno de ellos y el mandatario salga muy golpeado. Si el bus va por los Caobos, el alcalde debería tener cuidado que en alguna de sus vías de pronto se suba un malhechor, y hasta le robe la billetera y ni siquiera se de cuenta.
Y en esa conversación de al menos 5 minutos con alguno de sus electores, como lo recomendaba Churchill, ese ciudadano promedio, que lo más seguro es que esté desempleado, sin Sisben, sin ninguna posibilidad de pensión, esperando a que dizque Rodolfo Hernández le arregle la vida cuando sea presidente, ese elector promedio le diría a su alcalde que en vez de la Cúcuta 2050, mejor sería la ocuparse de la Cúcuta de hoy, porque ya no aguanta más, y además le diría que hasta tiene miedo de tanto venezolano que ve por ahí por las calles de Cúcuta. Antes de que el mandatario llegare a la estación final de Atalaya, ese ciudadano que pudiere parecer tonto, le recomendaría al alcalde que tenga cuidado al bajarse del bus, no sea que cerca a la estación de policía pongan otra bomba de esas que han colocado este año.
Y ya en las calles de Atalaya, otro de sus electores quien tiene un libro viejo de Curzio Malaparte debajo del brazo que lo compró en la feria del libro: “Técnicas para dar un golpe de Estado”, le recomendaría que se conecte rápido con la ciudad, antes de que las 69300 firmas se le conviertan en 130.000, y el votico que le dio hace 2 años se perdió.