No hay cóctel más peligroso en la vida que el amor y la política. Desde las épocas del imperio romano cuando Julio César se casa con Cornelia, no por amor sino porque ella había heredado una inmensa fortuna que el cónsul necesitaba para su ascenso al poder, y sucedió lo que tenía que pasar, a Cornelia la halaga el joven Publio Claudio, y en alguna ocasión en una fiesta de sexualidad femenina muy común por aquellos años, el joven galante se disfraza de mujer para acercarse a la esposa del futuro emperador, y así apareció en evidencia uno de los mayores escándalos de infidelidad en el gran imperio. Después, por las encrucijadas de la política, Julio César y Publio Claudio fueron aliados políticos.
La historia de Mesalina, una hermosa y sensual mujer de apenas 22 años que contrae nupcias con Claudio por poder, y a quien le fue infiel en la misma noche de bodas con alguno de los guardianes de palacio. Se dice de la emperatriz Mesalina, que con alguna frecuencia en las noches se disfrazaba y se iba al barrio de prostitución de Roma, Suburra, y tenía diversos encuentros sexuales, hasta que uno de sus amantes furtivos de quien la emperatriz se burló por no haber sido un buen amante una noche, cobró venganza y le comentó a Claudio las infidelidades de su mujer y ordenó la muerte de su mujer.
La actual campaña política en Colombia es más caricaturesca, tropical y de chismes que de ideas y estrategias de los candidatos. Primero fue Ingrid, quien en una actitud de niña quinceañera, malcriada, que llegó a la Coalición de la Esperanza y en 20 días se creyó que tenía que ser la escogida, los quiso desplazar a todos y le dio un portazo a la Coalición. Petro pronunciando un discurso embriagado, y lo último, faltaba la denuncia de Aída Merlano. Todo como para tomarse un cóctel con los amigos y hablar de la campaña política que lo que menos tiene es de ideas, del futuro del país, sino que cayó en chismes, memes y burlas. No es sino ver la declaración de la esposa de Álex Char, apoyando en principio a su marido – otra historia es lo que suceda de puertas para adentro -, expresando “Lo pasado está pisado….”.
Eso de que los Char compran votos en la costa, pues sin duda no es el único lugar en el país donde sucede esa práctica. Que Aída en sus inicios fue una mujer hermosa, voluptuosa, que en la política cautivó a más de uno, pues no es nada nuevo, desde antes del imperio romano esa atracción que existe entre el amor y el poder es profunda. Así, en la historia siempre ha existido un interrogante, de si Cleopatra cuando se enamora de Julio César, lo quería en realidad o buscaba era crear un imperio más poderoso que el de Alejandro Magno. Muy probable. Eso es como preguntarse que tan feliz puede ser hoy en día en su matrimonio Melania, la esposa de Trump. Esa es la historia de la humanidad. Siempre me ha llamado la atención, por la lealtad con su marido, la historia de Evita en Argentina, quien tuvo todo para desplazar a su marido con el respaldo de los “descamisados”, y no lo hizo; ahí seguramente el amor se impuso sobre la vanidad del poder, y Evita en su segundo mandato hizo presidente a Perón.
¿Que hasta dónde este “escándalo” de Aída Merlano podría afectar la aspiración presidencial de Char? Pues probablemente si estuviéramos en Dinamarca sí, pero como estamos en Colombia, aquí hasta le suma más votos al pobre Char. O como le preguntaron a Petro en Caracol por estos días, qué pensaba de Rodolfo Hernández que estaba disparado, la respuesta de Petro, “según mis encuestas, el que me sigue es Alex Char”, seguramente con la ayuda de Aída.
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