Termina la Semana Santa, en el mundo cristiano también es llamada la semana de pasión, la misma que es utilizada para el descanso, algunos más esperanzados piensan que esta es una corta temporada propicia para la reflexión y el perdón.
Esperamos que este tiempo haya sido favorable para pensar en profundidad sobre los temas vitales del país, sobre los cuales no se ha podido avanzar en su solución, tareas sobre las cuales poco o nada ha logrado el actual gobierno, de tal manera que el anunciado cambio todavía está en pañales, tal vez en múltiples proyectos o planes, pero nada se ha materializado a la fecha.
Pero, si nos detenemos a pensar en nuestra ciudad y los múltiples problemas que afronta, habrá que hacer un balance sobre la gestión de nuestros gobernantes en época reciente sobre todo en la pureza con que se maneja el presupuesto municipal, materia en la cual muestra destacados avances la gestión del ingeniero Jairo Yáñez, porque este se había convertido en un botín apetecido para la repartija orquestada por el alcalde de turno para hacer parte de ese enmarañado galimatías de la administración pública que confluye de manera irremediable en la corrupción.
Sobre ese capital del respeto a los dineros públicos debe ser el punto de partida de futuros alcaldes y abonar la ambición de quienes pretendan gobernar la ciudad. Es esta una oportuna advertencia justo ahora de cara a la elección de un nuevo alcalde. Por lo conocido son muchos los que figuran en una amplia lista de nombres, hombres y mujeres que pretenden poner su hoja de vida en consideración de los cucuteños en el proceso de elección.
La inversión pública en proyectos que cambien o permitan el desarrollo de la ciudad en lo estructural y social serán también un imperativo de una nueva administración municipal, pero se insiste en que más fácil será lograr esos objetivos si quien ordena el gasto está desprovisto de ambiciones personales y por el contrario su empeño sea el de servir a una ciudad que cuenta con la pujanza y nobleza de sus habitantes.
Es un anhelo también que quien llegue a conducir los destinos de Cúcuta encuentre de manera articulada con las autoridades de otro orden la solución a la inseguridad. Por ahora estamos muy mal calificados en ese asunto y los índices de criminalidad muestran aumento en las cifras.
Los registros conocidos al comenzar este año nos ubican como la tercera ciudad más violenta entre las capitales de departamento. Una publicación de la revista Semana del mes de febrero daba cuenta de ello en estos términos: ¿Qué está pasando? Esa es la gran interrogante que se están haciendo los ciudadanos de la capital del departamento de Norte de Santander, quienes no se sienten seguros y piden mayores controles de seguridad tras los múltiples asesinatos que se han registrado en el primer mes de 2023.
Quedan por fuera otros asuntos por considerar y los cuales no dejan de ser importantes, sin embargo, obtener estos logros, mejorar la seguridad de los ciudadanos, que podamos vivir sin zozobras y que los dineros públicos sean manejados con pulcritud y ajustados a la ley, bastante habremos ganado con el alcalde que elijamos el próximo 29 de octubre.