El marco jurídico en Colombia nunca ha sido garantía para la protección y/o restitución de derechos. Prueba de ello es que a pesar de haberse cumplido nueve años de la Ley 1448 de 2011, por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado, de los 6,4 millones de personas a indemnizar, aún no se alcanza el millón de personas reparadas por vía administrativa. De igual manera, a pesar de estar reconocidos constitucionalmente los derechos colectivos e individuales de tres grupos étnicos (pueblos indígenas, comunidades negras, afrocolombianas y raizales; y el pueblo Rom), la gran cantidad de necesidades básicas insatisfechas que sufren estas poblaciones deja ver que el alcance normativo es insuficiente.
Por eso, es importante lograr un desarrollo institucional que permita el respeto, promoción, garantías y restitución de los derechos de las diferentes poblaciones y comunidades en el país.
Durante el mes de junio se conmemora el Orgullo LGBTI en Colombia y el mundo, con el fin de visibilizar a las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgeneristas e intersexuales, y sensibilizar sobre sus derechos y el ejercicio efectivo de los mismos. Al analizar los niveles de escolarización de las personas LGBTI, nos damos cuenta de que efectivamente hay desigualdad en el acceso al derecho a la educación: En Cúcuta, sólo el 7% cuenta con un título profesional, el 17% ha realizado una técnica o tecnológica, y el 0,64% ha logrado acceder a un título de posgrado.
Adicionalmente, la discriminación y estigmatización social impacta a la comunidad LGBTI y se evidencia en problemáticas como: a) Hechos de exclusión por parte de la Policía Nacional, b) Discriminación por amigos cercanos, c) Marginación de un espacio o grupo religioso, d) Negación de alguna vacante laboral, e) Prohibición de entrada a centros comerciales y/o lugares públicos, f) Discriminación por parte de compañeros de estudio y docentes, g) Exclusión de ambientes familiares, h) Baja calidad y atención en servicios de salud.
A las problemáticas sociales mencionadas se suman los crímenes de odio que se cometen en contra de las personas LGBTI. Según Colombia Diversa, más de 100 personas de la comunidad son asesinadas anualmente, con altos niveles de impunidad en los casos.
Por eso, la conmemoración del Orgullo LGBTI es mucho más que un desfile, mucho más que un performance colaborativo artístico (el cual juega un rol importante en la reivindicación) donde se exponen la Cultura Vogue, la literatura diversa, el escrache, y otras prácticas. El Orgullo LGBTI se conmemora con el objetivo de no tener que vivir ocultos nunca, y para recordar que la igualdad no es una opción ni un privilegio, es un derecho que no debe depender de la orientación sexual o identidad de género de los individuos.
Lo que nació como una jornada de disturbios en rechazo al abuso policial en el Club Stonewall en Estados Unidos en 1969, hoy en Colombia representa el orgullo de ser como somos, donde la conmemoración nos permite luchar no sólo contra la discriminación que se vive por parte de la sociedad, sino que además coadyuva en el complejo proceso del autoreconocimiento en un contexto social profundamente conservadurista.
Si bien es cierto que desde 1980 la homosexualidad dejó de ser un delito en Colombia, a la lucha por materializar los derechos de las personas con orientación sexual e identidad de género diversa todavía le falta desarrollo institucional para revertir las condiciones desfavorables de discriminación, violencia y desigualdad en contra de las personas LGBTI, y nos falta muchísimo más como sociedad, para reivindicar lo que ha sido clasificado como inapropiado y dejar de ‘tolerar’ para empezar a aceptar, respetar y reconocer la diversidad.