Volver a hacer uso del sistema de transporte colectivo en la ciudad pudo haber sido una actividad grata para evocar épocas pretéritas cuando éramos estudiantes de colegio, pero no fue así. En aquellos tiempos un grito de “parada” indicaba que uno quería bajarse, ahora las busetas tienen timbres para anunciar la parada, pero no son utilizados, se impone una frase quién sabe traída de dónde: “por donde pueda” y el conductor para donde quiere. Ahí comienza el desorden.
Cabe la pregunta ¿por qué Cúcuta no tiene un servicio de transporte masivo similar al de otras ciudades? Se nos adelantaron Bogotá con el Transmilenio, el Mio de Cali o Metrolínea en Bucaramanga y otras donde la gestión de sus gobernantes lograron implantar este sistema. Pero, de Bogotá se sabe que es insuficiente, incómodo e inseguro, en otras ciudades los pasajeros no lo utilizan y no son pocos los problemas que afrontan para sobrevivir.
Por coincidencia, hace dos días Vanguardia Liberal de Bucaramanga en su editorial se ocupaba del tema para alertar sobre las dificultades que tiene el sistema. “En Bogotá varias empresas de transporte urbano masivo de pasajeros están tramitando ante la Superintendencia de Sociedades procesos de insolvencia, pues tienen deudas por varios cientos de miles de millones de pesos”; más adelante anota: “El problema es inmenso. Más la crisis no es solo de los operadores del sistema de transporte masivo de pasajeros de Bogotá, sino que se extiende a las siete principales ciudades del país, entre ellas a Bucaramanga”
No son pocos los inconvenientes que desnuda este editorial y sobre los cuales hay que estar atentos cuando se está pensando en implementar algo similar en nuestra ciudad. “Se creyó era solución al crítico problema de movilidad de los centros urbanos, pero ha demostrado tener defectos estructurales que lo están llevando a la ruina. Tiene fallas de operación, flotas de buses insuficientes, errores en la creación de las sociedades operadoras, implantación lenta, estudios de factibilidad erróneos, pocos pasajeros transportados por kilómetro, errores administrativos, etc”
Para la misma fecha en La Opinión se daba cuenta que la unificación de las 11 empresas de buses de Cúcuta para dar vida al transporte masivo, sigue un proceso lento. La ciudadanía se pregunta cuándo será realidad. Desde el Área Metropolitana de Cúcuta se advierte que la piratería en el servicio es lo que ha impedido que se hagan avances, porque adquirir nuevos buses para este tipo de empresa implica una fuerte inversión, que se pone en peligro ante la presencia de la piratería y es por ello que los esfuerzos de la Secretaría de Tránsito están dirigidos a erradicar ese problema de las calles.
La ilegalidad en la movilización de pasajeros es una costumbre que se impuso hace rato, tal vez como repuesta a la falta de un servicio de calidad y que no cubre algunos sectores periféricos de la ciudad, pero ha crecido lentamente y se apoderó de las calles y los usuarios. El editorial de Vanguardia también recae sobre este asunto y lo identifica: “En resumen, se creó un nuevo paradigma que ha sido ruinoso para los operadores y, además, abrió las puertas a un Frankenstein incontrolable, el transporte pirata”
Aquí no será fácil crear un nuevo sistema masivo que implique la participación de los actuales transportadores, conocidos los problemas serios que afrontan otras ciudades que se anticiparon en implementarlo y mientras que la piratería este a la orden del día para los usuarios y opera desde antes que una empresa de tal envergadura sea constituida. Las experiencias en otras ciudades deben ser tenidas en cuenta a la hora de tomar decisiones y entre tanto trabajar con lo que se tiene pretendiendo mejorarlo, lo cual es posible.