En nuestra ciudad y en otras, las administraciones locales realizan obras en las vías, muchas de ellas destinadas a facilitar el tránsito a personas de movilidad reducida, pero lamentablemente en nuestra ciudad no respetan dichos espacios, toda vez que un alto número de conductores de motocicleta, cree que los mismos se construyeron para que puedan hacer cruces prohibidos, motivo por el cual decidí explicar por medio de la columna, para qué o quienes está diseñado.
Cuando usted conduce o camina, antes de llegar a una esquina observa que el separador se interrumpe dejando un espacio el cual está destinado únicamente al paso de personas con movilidad reducida, en el entendido que solo es permitido su uso por un peatón que empuja una silla de ruedas o que se apoya con muletas y le es imposible subir al separador por la dificultad y riesgo que representa.
Infortunadamente, la dependencia responsable de la señalización de la ciudad, se ha preocupado más por demarcar pasos peatonales e instalar taches o reductores de velocidad y no se percibe la intención de pintar con color azul el paso antes descrito, de tal manera que exista claridad total sobre su utilización. El asunto es tan complejo, que un alto porcentaje de conductores de motocicleta realiza todo tipo de maniobras, sacando el quite a los semáforos, ofreciendo una situación de alto riesgo de accidente y más lamentable es que muchos uniformados hacen lo mismo, total que no hay autoridad moral para sancionar cuando ellos mismos forman parte del paquete de infractores.
Es importante, necesario y de muy bajo costo emplearse en sólidas campañas de cultura ciudadana, orientadas a explicar en detalle a los infractores, con qué fin se construyeron estos espacios los cuales deberán estar totalmente demarcados, concientizando a la ciudadanía de que no están exentos de un accidente y que su movilidad podría requerir en buena parte de los sitios que están habilitados para tal fin.
Por otra parte, los comandantes de Policía deben ser conscientes que el uso del uniforme del personal a cargo, debe ser coherente con su comportamiento en las calles, dada la imposibilidad de regular el tránsito porque a la fecha, nadie sabe cuáles son las tareas que deben cumplir estas personas y por tal motivo el desorden en la movilidad se hace más latente.
De igual manera, las Secretarías de Educación podrían incluir en sus programas de estudio, aspectos básicos de tránsito, habida cuenta que ni los mismos padres de familia logran distinguir entre una señal reglamentaria de una preventiva o informativa, aspecto que serviría al menos para que estos niños sean los que le informen a sus padres en qué momento están violando una señal de tránsito o señal de vida, invitando a los motociclistas a no hacer uso de cruces prohibidos.