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¿Nueve mil millones?
No tenemos cultura política, seguimos creyendo y actuando pensando que llegar a ser alcalde es una oportunidad de enriquecerse.
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Domingo, 19 de Mayo de 2024

Sin duda que el mayor insulto que le puede hacer un alcalde a una ciudad es la de comprometerse a hacer una obra, anunciarla, salir en los medios hablando de sus alcances y beneficios, presentarla como una obra de la Cúcuta del 2050, y después con el paso del tiempo la comunidad se percata que todo era una maniobra indecorosa para desviar recursos públicos. Es lo que está sucediendo con la supuesta remodelación y ampliación del Malecón contratada en la pasada administración en la que nos estamos dando cuenta un año después que no hay tal, que tan solo se trata de una burla. Con el solo paso por la avenida, es fácil percibir el engaño. Por estos días Colombia está hastiada de tanta corrupción. Nueve mil millones de pesos destinó la pasada alcaldía, incluso con desvío de dineros que tenían otra destinación según lo anuncia la fiscalía que acaba de iniciar una investigación, muestran la manera irregular como se manejaron estos recursos. El exalcalde Yáñez, y ahora con el anuncio de la fiscalía de la investigación, quedará en la historia de Cúcuta como un mandatario que se burló de la ciudad, con uno de sus referentes como el Malecón, en un capítulo oscuro y perverso.

Pasa el tiempo, pasan los años, y en lo que tiene que ver con las administraciones municipales de Cúcuta siempre nos preguntamos, cuál ha sido el alcalde ejemplar que ha tenido la ciudad en más de 30 años de elecciones populares? Muchos de ellos han llegado en coyunturas excepcionales, que en su momento nos hacía pensar que era el alcalde que necesitaba Cúcuta. Algunos ganaron las elecciones después de muchos años de lucha política como sucediera con Donamaris, en su momento generó un fenómeno de opinión que abrió expectativas como sucediera con Pauselino Camargo, e incluso después el mismo José Gelves, y sigue pasando uno y otro, y la realidad es que pasa el tiempo, pasan alcaldes, y la frustración sigue. Últimamente lo que sucediera hace cuatro años con el triunfo de Jairo Yáñez que derrotó a todas las maquinarias electorales, que incluso fue noticia nacional como “un palo“como lo alcanzó a señalar la prensa, y ahora ver la manera desvergonzada como terminó su mandato, la forma como se burló de la ciudad, con una supuesta obra en la que ya nadie cree, en la que la gente frustrada ve en lo que terminan sus impuestos que se pagan con esfuerzo. Que lamentable. Tantas expectativas que teníamos hace cuatro años y en lo que terminó. Ahora, en otro capítulo más de las alcaldías de Cúcuta, el nuevo mandatario anda enredado en el giro de unas letras de cambio. 

No tenemos cultura política, seguimos creyendo y actuando pensando que llegar a ser alcalde es una oportunidad de enriquecerse. He escrito en un par de ocasiones una anécdota que escuché de un alcalde de Berlín, quien renunció a la alcaldía por haberse demorado cerca de cuatro meses en entregar una obra. La hizo bien, pero tardó en entregarla y por ello renunció. Aquí nunca llegaríamos a esas actitudes, todo lo contrario, se adjudica un “elefante blanco” por nueve mil millones, el alcalde se burla de la ciudad no solo con la supuesta obra, sino que ahora se vuelve dizque veedor ciudadano. Que lejos estamos de una verdadera cultura política y de respeto a una comunidad. Hay un cuento del escritor Julio Ramón Ribeyro en Prosas Apátridas, algo así de esas personas que se la pasan la vida con una y otra máscara, cambiándola según el momento, mostrando lo que no son, y lo peor, así llegan a ser alcaldes.

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