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Oppenheimer
Cerca de doscientas quince mil personas murieron con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
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Sábado, 22 de Julio de 2023

Se está promocionando la película Oppenheimer, basada (supuestamente) en la vida del célebre físico teórico estadounidense J. Robert Oppenheimer, famoso por ser el director científico del llamado proyecto Manhattan, concebido para la búsqueda de un arma nuclear estadounidense, autorizado en 1942 por el presidente Franklin Roosevelt a raíz de informes de inteligencia que mostraban que los alemanes de Hitler estaban avanzando hacia tal propósito y que se hacía imperativo adelantarse como lo solicitaba la famosa carta dirigida al presidente Roosevelt por científicos de renombre encabezados por Albert Einstein.

En  el revisionismo histórico que estamos viviendo, donde Occidente, en particular la democracia liberal,  debe pedir perdón por todo lo que ha hecho en el pasado, así sea la civilización humana más enfocada a lo “humano” en la historia, ahora se trae a “juicio” por la bomba atómica. La película se subtitula “el hombre que se arrepintió de haber hecho la bomba atómica”, lo cual es una “adaptación” basada en la frase que Oppenheimer dijo en la primera prueba de la bomba en el desierto de Nuevo México, tomada del baghavad-gitá, texto hinduista que el físico leía en el sanscrito original: “Me he convertido en muerte, el destructor  de mundos”. Él como muchos otros científicos que participaron en el proyecto, después de la guerra se dedicaron a impulsar el control y el no uso de esas armas, lo cual no quiere decir que se arrepintieran de haberla hecho.

Y había dos razones para no arrepentirse. La primera y ya mencionada es que Hitler estaba trabajando en ello con sus científicos, los más importantes del mundo, a excepción de los que se exiliaron como Albert Einstein y Leo Szilard. De haber logrado Hitler antes la bomba, aún hoy podríamos ser súbditos nazis.

La segunda razón es que los militaristas fascistas y racistas de Alemania y Japón plantearon una guerra de exterminio donde, si no ganaban la guerra, los ciudadanos de suspropios países también debían morir. El concepto de civiles fue eliminado por esas dictaduras y toda la población civil era combatiente. La orden de tierra arrasada que dio Hitler en 1945 para retrasar la invasión aliada de Alemania era una sentencia de muerte por hambre a los alemanes. El pueblo era inferior a su líder y su fundamentalismo.

Los famosos kamikaze aéreos japoneses son un ejemplo de ello; los ataques suicidas eran la opción a la derrota. La batalla en Okinawa, la isla anterior al archipiélago de Japónsignificó la muerte de un cuarto de millón de personas (militares y civiles de ambos bandos) en un área de 49 kilómetros cuadrados en 82 días, promediando la desaparición de 5100 personas por kilómetro cuadrado y por día. Eso llevó a concluir que una invasión a Japón podría costar la vida de hasta dos millones de tropas aliadas; las muertesde japoneses se contarían por decenas de millones. Por eso los bombardeos estratégicos (enfocados a objetivos militares) se convirtieron en bombardeos urbanos masivos. Entre el 9 y el 10 de marzo de 1945 un bombardeo convencional a Tokio devastó la ciudad y dejó más de cien mil muertos.

Si los militaristas japoneses buscaban hacer matar hasta el último japonés, los aliados debían hacerlo al menor costo de vidas propias y el arma atómica lucía, como en efecto lo fue, en la advertencia que la guerra de exterminio acabaría a Japón, lo que llevó al emperador semidiós del Trono del Crisantemo a pedir a sus ciudadanos rendirse “soportando lo insoportable y aguantando lo inaguantable” ante las negativas a rendirse del fundamentalismo militarista nipón.

Cerca de doscientas quince mil personas murieron con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki pero evitaron la muerte de millones de inocentes. La bomba atómica fue la quimioterapia para el cáncer del militarismo racista japonés. Derrotar los fundamentalistas implica tomar graves decisiones y hubo entonces hombres para hacerlo; eso si deja enseñanza hoy que escasean líderes en Occidente y abundan fundamentalistas.

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