La mejor definición que he escuchado de este país la dijo cualquier día un filósofo: “Colombia es un hermoso caos”. Así es, y para la muestra en estos días hubo muchos motivos: fútbol, visita al papa, la pataleta de Ingrid y hasta la metida a la cárcel del hermano de Piedad por buena persona. Que más le pedimos al país. Esta Colombia propensa y abierta al espectáculo por estos días sigue la campaña presidencial en donde es posible “El todo vale”, a ganar votos como a como de lugar, lo que importa es el resultado final.
Así, la visita de Petro al papa que no estaba en las cuentas de nadie, y ahí, en ese todo vale, el candidato de izquierda dio un golpe publicitario y más en momentos en que el país estaba esperando un milagro no tanto en política, sino un resultado positivo de la selección Colombia, rogando 50 millones de hinchas que al fin hiciera un gol. Pero nada. Reinado Rueda y sus jugadores nos engañaron, y pretenden seguir engañando al país, que dizque ya en un ejercicio de algoritmos, casi que de brujería, algunos aún hacen cuentas que aún podemos ir a Qatar. Fuí de los que creí que Rueda – lo creía con más dignidad -, renunciaría después de esta vergüenza, pero desde luego que por encima del país está su chequera. Algún medio deportivo señalaba que su contrato es de más de 3 millones de dólares al año.
Y apenas a pocas horas faltaba el inevitable show de Ingrid Betancourt. Una pataleta en la que hace pocos días la líder llegó de París, como la gran figura que iría a darle fuerza a la Coalición de la Esperanza, que la iría a fortalecer, y lo que hizo fue darle una patada y terminar de hundirla. Armó una garrotera con Alejandro Gaviria – quien ya debe andar hasta nostálgico con la rectoría de los Andes -, que hasta el mismo Humberto de La Calle decía por estos días después del show de Ingrid, que “Petro y Uribe deben estar es muertos de la risa”. Pero ese es el país que tenemos, y por ello tenía razón el filósofo que dijo que este es un adorable caos. Todo es posible. Todo se da: fútbol, política, Ingrid y más narcos que caen.
Y en ese pulso por la presidencia, las encuestas de enero indican que Petro sigue adelante con holgura con una intención de voto del 31.4%, seguido del candidato de la Coalición Colombia con un 16%, mientras que la Colación de la Esperanza tiene una favorabilidad del 10.5%, ya sin Ingrid, que después de la “pataleta” que armó, se fue a buscar sus propias posibilidades con su partido “Oxígeno”. El viernes se le vio muy en la séptima con avenida de Chile, en una actitud triunfante, muy a las 8, dando declaraciones a la prensa. Su ego y orgullo se perciben con facilidad. Y por aquí, en los corrillos hasta por los lados del club del Nogal, se especula sobre lo mal que le podría ir a las listas del Nuevo Liberalismo, que en muchas zonas da la impresión que no arrancan.
Y es que mucho de lo que sucede hoy en día en el mundo es un espectáculo, así lo escribió incluso Mario Vargas Llosa en uno de sus libros, la civilización del espectáculo, en el que plantea que después de la segunda guerra mundial ha ocurrido una banalización de la cultura, y ahora más con las falsas noticias. Tenemos nuestro propio espectáculo, y para ello esperaremos si después de la visita de Petro al Papa, ahora le concede el Vaticano audiencia a Rodolfo Hernández quien al parecer ya lo hizo. Falta Ingrid.