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Pan y circo
Así como van las cosas, aún con el esfuerzo y el logro de la paz, es muy difícil que el país avance.
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Sábado, 18 de Febrero de 2017

En Colombia hay regiones en las que definitivamente no debería haber elecciones porque la democracia se ha convertido en un suceso pintoresco, casi espectáculo de circo, que a algunos llega a divertir, otros sufren, pero que al final a una ciudad o región la atrasan. Es lo que sucede por estos días con el gobernador de la Guajira, el alcalde de Riohacha y ahora la alcaldesa de Ocaña que ha sido detenida. La película política de la Guajira no puede ser peor: la exgobernadora Eneida Pinto inhabilitada por el Consejo de Estado e investigada por la fiscalía por amenazar a un mandatario encargado. El actual gobernador tan solo duro cerca de ocho meses en el cargo, y ayer un magistrado en Bogotá ordenó su detención por cohecho, falsedad en documento público, corrupción al sufragante y fraude procesal. Una variedad de delitos que ni siquiera un tratadista de derecho penal pudiere imaginar que se pudieren cometer en tan poco tiempo. En algunas de nuestras regiones a eso ha terminado reducida la democracia.

Por nuestros lados la alcaldesa de Ocaña fue detenida por supuestamente haberle pagado a uno de quienes le financiaron su campaña con un contrato, y el actual gobernador nuestro, ganó oxígeno por cuenta de una tutela del Consejo de Estado y que da lugar a que la definición judicial de su permanencia en el cargo se prolongue. Todo ello sucede en momentos en que, por otra pirueta propia de nuestra democracia, de nuestros gobernantes, no se nos ocurre nada diferente sino a inventarnos otra reforma política para que opinemos si el período del presidente debe extenderse a cinco años, de si el voto debe ser obligatorio a partir de los 16 años, y otras distracciones más en momentos en que los verdaderos problemas del país van por otro lado.

Mientras los colombianos somos espectadores de esa larga tira cómica en la que en algunas regiones se ha convertido nuestra democracia, miraba un dato que si muestra nuestros verdaderos problemas y que explica muchos de nuestros problemas: En Colombia el nivel de tributación que paga una empresa se acerca al 68%, mientras que en Chile es del 28%, en Perú del 35% y Méjico del 42%. Eso está generando que por ejemplo la Mazda, que hace algunos años ensamblaban carros aquí en Colombia, por supuesto que aquí cerraron por esa carga tributaria, y ahora hacen los mismos carros en esos países y no los venden. Conclusión: aquí tenemos más desempleo, se garantiza la desaceleración económica porque ya son muchos los colombianos que con toda razón prefieren sacar dineros de aquí y hacer empresa en otros países, y mientras esa es nuestra realidad económica, nos divertimos con las cortinas de humo de la nueva reforma política y las entradas y salidas de la cárcel de algunos mandatarios. Bonito país.

Así como van las cosas, aún con el esfuerzo y el logro de la paz, es muy difícil que el país avance. Aún más, quienes conocen el tema, coinciden que esta reforma tributaria no alcanza ni siquiera a apagar el fuego, y el país puede llegar a verse obligado a otra reforma en menos de dos años. Todo eso es posible, mientras seguimos viendo algunos alcaldes y gobernadores investigados por una variedad de delitos y conductas en una película que no tiene fin.

 

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