Decía Javier Darío Restrepo: “El periodista que cree que el valor superior de las cosas es su vida, que abandone su profesión y que vaya a hacer algo menos riesgoso”. Por décadas el periodismo se ha codeado con los oficios más peligrosos del mundo al lado de aserradores, policías, pescadores de alta mar o gestores de residuos. Tambien hace parte del ranking de las profesiones más estresantes, y por si fuera poco de las peor pagadas.
Revela la Universidad del Rosario un estudio realizado por el profesor Diego García y Paulina Morales, que indagó a 277 periodistas en Colombia por información relacionada con su situación laboral. Cerca de la mitad de los encuestados respondió que dejaría el periodismo para ejercer otro campo profesional si pudiera hacerlo. La muestra del informe incluye periodistas con más 20 años de experiencia. Oscar Parra reflexiona en voz alta para La Liga y dice como agravante, que el gremio parece no darse cuenta y que de continuar así vamos en una fatal ruta hacia la extinción del periodismo como lo conocemos. Esto es de la mayor gravedad. “Una sociedad que busque respetar los valores democráticos necesita de reporteros rigurosos, de investigadores que le cuenten a la gente más allá de lo que ven en sus propias burbujas, cada vez más llenas de prejuicios”, dice Parra.
Según la Flip, en los últimos años, Norte de Santander está dentro de los 5 departamentos con más violaciones a la libertad de prensa y es uno de los primeros en asesinatos de periodistas.El mal y la gran paradoja es que necesitando de buen periodismo en esta región muy al contrario la radio, internet y la televisión están inundadas de informadores y replicantes, no de periodistas. Quienes cuenta lo que pasa sin la profundidad que se necesita, que evitan temas y denuncias para no perder la pauta o que jamás cuestionan lo que dicen sus fuentes, no lo son; ponerse al servicio de quien te paga no es periodismo. Ya saben lo que decía Kapuscinski sobre que el periodismo no pisa las cucarachas, sino que prende la luz para que se vea como corren a ocultarse.
El delincuente, el corrupto, el hampón actúa mal y se ofenden con quienes revelan sus actuaciones y los intimidan.Tuercen la opinión en ese sentido. Quieren una ciudad con cambios, pero odian que les señalen donde están mal las cosas, sin contar a quienes aprovechan para pescar en rio revuelto. De razón que en otras instancias y escenarios se ventila lo que debería ser la preocupación de los medios de la región, sin generalizar por su puesto, pero esos otros que no hacen bien su trabajo, también ponen en riesgo a la profesión.
Ya no es una búsqueda por la verdad, sabemos que esta puede manipulares, tener diversas ópticas, ahora es un esfuerzo por hacer visibles los hechos. Haciendo las preguntas correctas estas jamás se usarán como retórica.
El periodismo es una profesión necesaria, su fin y objeto son los ciudadanos, los que leen esta columna, los que toman decisiones a partir de lo que escuchan o los que ven el noticiero mientras almuerzan. No es periodista quien expresa su opinión, es el que le sigue la pista a los hechos y ayuda a la ciudadanía con equilibrio a entender lo que pasa.
Las amenazas, intimidaciones y asesinatos de periodistas en Norte de Santander son un hecho que no puede estar aislado, tratarse con frialdad o superficialidad. No es sencillo el ejercicio en la región, pero cada vez que hay una alarma o una señal de que el buen periodismo está en riesgo, también es laseñal de las peligrosas decisiones que tomamos como sociedad.
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