Esos fueron los calificativos que utilizó el alcalde de Cúcuta, Jairo Tomás Yáñez, para referirse a la forma en que la ciudad puede ser percibida por el gobierno central y que muchos cucuteños interpretaron como un insulto a su identidad. No pretendo ser abogado de oficio del señor alcalde, pero las expresiones utilizadas por él, y que en mi leal saber y entender interpreto, quieren decir que ya empezando a conocer la verdadera situación económica del municipio, él está descubriendo que nuestra ciudad no es autosuficiente en la generación de los recursos que la ciudad requiere para satisfacer sus múltiples necesidades en materia de inversión social.  

A la que sí se le fue un poquito el verbo fue a la Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez al tratarnos a todos los colombianos, eso sí, despectivamente, como “atenidos”. En el caso del alcalde, quiero pensar, que esa no fue su intención.

Al alcalde y a la Vicepresidenta, con mucho respeto, les digo que hay cosas que no se pueden decir nuca, y si llegaran a decirse hay que decirlas bien. Es decir, sin dejar vacíos que den lugar a reales o supuestas ofensas que conduzcan a desgastes innecesarios.

Desde que tengo memoria, un alcalde de Cúcuta, no había perdido tan aceleradamente y en tan corto tiempo su popularidad, como efectivamente está sucediendo con Yáñez.

Señor alcalde, déjeme recordarle que la campaña ya pasó, ahora  es la primera autoridad de los cucuteños, y está en la obligación de trabajar para todos sin distingos de raza, credo político o religión. Suelte el retrovisor para culpar a sus antecesores de todos los males de la ciudad, que en esa quejadera se le puede pasar el tiempo y cuando se dé cuenta el periodo termina sin cumplir en lo más mínimo con sus promesas de campaña.   

Si bien es cierto, la administración anterior le entregó un déficit presupuestal de 26 mil millones de pesos, también es cierto que le dejó un superávit de caja por 56 mil millones que sirvieron para solucionar el tema presupuestal y poder incorporar para inversión social el saldo restante al presupuesto de la vigencia en curso, como recientemente lo aprobó el Concejo municipal.

No olvide también recordar, alcalde, que la administración anterior le dejó dos obras importantísimas que ud. inaugurará, como son los puentes de la central de transportes y el de cuatro vientos, que sin duda alguna agilizarán el tráfico en esos sectores y le cambiarán la cara a la ciudad. 

Sin exclusiones, alcalde, trabaje con el Concejo, con los congresistas, con el gobernador, con la Asamblea del departamento, con los gremios, los ediles, las juntas de acción comunal, las universidades, en fin con todo aquél que le pueda aportar, así sea, un granito de arena a su gestión. 

A los que se apartaron de ese trabajo en conjunto les fue muy mal; a ellos y a la ciudad. Casos recientes: Pauselino Camargo y María Eugenia Riascos.