El Premio Nobel, es un merecido reconocimiento a personas o instituciones que hayan desarrollado investigaciones o importantes descubrimientos en beneficio de la humanidad, siendo la última voluntad del científico Alfred Nobel, inventor de la dinamita, crear tan importante distinción. La primera entrega se realizó en el año 1901 y anualmente un destacado grupo de personas, seleccionan a quienes para su concepto, son merecedoras de tan destacado galardón.
También existe la figura contraria al Premio Nobel, representado en el “anti-Nobel”, puesto que son aquellos reconocimientos que hacen reír y luego nos ponen a pensar, tal como sucede en Estados Unidos desde el año 1991, que recoge las postulaciones de: “…aplicaciones ridículas, inútiles, inusuales, improbables, absurdas, descabelladas o jocosas…”
Varios de los actuales Secretarios de Despacho de la Alcaldía de Cúcuta, pueden ser perfectos candidatos al premio “anti-Nobel”. Me refiero a la cafetería construida debajo del puente que conduce a la Autopista Internacional, frente a la entrada principal del almacén Éxito, cuyos accesos pueden ser objeto del Premio anti-Nobel de movilidad, toda vez que desde el pasado viernes instalaron sobre la principal arteria de la ciudad (Diagonal Santander) reductores de velocidad, como si los trancones ofrecidos principalmente por los conductores de servicio público tipo bus y buseta, no fueran suficientes y ahora tendremos las mayores congestiones vehiculares, por cuenta del Alcalde Yáñez, que no se cansa de improvisar y ahora, nos entrega una supuesta obra pública, que de seguro afectará aún más la movilidad, aunque es muy probable que le parezca muy gracioso y ya me lo imagino en las redes sociales bailando tal como lo hizo en diciembre en el “Hayaca-fest”, muy ridículo por cierto.
Por eso es que ese desperdicio de dinero de todos los cucuteños, cumple los requisitos de los anti- Nobel anunciados en el segundo párrafo de esta columna y además, hace reír al burgomaestre de solo ver a sus administrados en gigantescos embotellamientos y luego nos pone a pensar, que no es justo que merezcamos tanto y tan seguido castigo, porque lo único que falta es que no lo termine, como varias de sus obras a la fecha.
También nos pone a pensar, que de pronto construye una piscina en el Parque Santander para mitigar los insoportables calores y que su uso será por pico y placa de cédula, de tal manera que obligue a residentes y visitantes a formar extensas filas de tal manera que convierta las avenidas 5 y 6 en peatonales y muchas otras “brillantes ideas 2050”.
Es importante que alguien le explique al funcionario, que este tipo de estorbos (reductores de velocidad) deben tener estudios serios que justifiquen el gasto, porque me atrevería a decir que no los tienen y eso sería bastante grave: afectar la movilidad sin soportes de estudios de tránsito. Así las cosas, no tenemos solución diferente a esperar con qué nueva sorpresa aparece el ganador del “Premio anti-Nobel de movilidad – Cúcuta 2050”.
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