Personajes irresponsables, encabezados por el inefable embajador ante la Casa Blanca, Pachito Santos, han estado defendiendo la idea de una intervención armada en Venezuela, para sacar del poder a uno de los tantos dictadores que han asolado la tierra del Libertador Simón Bolívar, el ignorante y absurdo Nicolás Maduro, quien llegó al poder como heredero de otro personaje de telenovela, el coronel Hugo Chávez Frías, quien murió creyendo que eran mejores los médicos cubanos que los norteamericanos.
Los que proponen la invasión a Venezuela desconocen por completo la realidad: Colombia no está en capacidad bélica de derrotar a los venezolanos por una sola razón: no tenemos los elementos necesarios. Chávez, quien era el clásico chafarote latinoamericano había gastado inmensas sumas, de sus exportaciones petroleras, para comprar toda clase de aparatos, desde pistolas y fusiles, hasta aviones a chorro, tanques, fusiles y cohetes. Nosotros, entre tanto, tenemos armas un poco obsoletas y pasadas de moda, incluyendo aviones israelíes y barcos de segunda mano, suministrados por los Estados Unidos. Estamos tan desarmados que sólo ahora se está hablando de comprar un sistema de defensa antiaérea, que no tenemos.
En Venezuela se ha hablado de destruir nuestra infraestructura para dejarnos incomunicados. Ello sería posible porque los aviones rusos, los Sukoi, podrían destruir nuestros puentes sobre el Magdalena y el Cauca, sin que nosotros pudiéramos evitarlo.
En fin, una guerra no es posible y los gringos no se meterían, pues buena experiencia negativa sacaron de la guerra de Vietnam, donde perdieron hombres, equipos, aviones y barcos para defender un gobierno que, al final de cuentas, cayó en manos del enemigo. Una experiencia que podría repetirse. Conclusión: en caso de una guerra nos dejarían solos. Y mirarían los toros desde la barrera.
Conclusión: lo mejor no es hablar de guerras porque nosotros y solo nosotros, saldríamos perjudicados. Pachito no va a ser el general que comande las tropas y en caso de una guerra sería el primero en esconderse. El expresidente López Michelsen señaló una vez que una guerra entre los dos países duraría una semana pero sus consecuencias durarían varios siglos. Hay, entonces, que pensarlo muy bien. No tenemos con que reconstruir el país ¿O sí? GPT
