Entre preocupación y temor, desde ayer 20 de enero se inició la era Trump, con la más baja popularidad con que un mandatario estadounidense asume el poder desde 1977 (40%). Vale recordar que Barack Obama llegó a la presidencia con un 79 por ciento de favorabilidad y se despidió con un 61 por ciento de aceptación, tras 8 años de mandato.
La ceremonia de posesión del nuevo mandatario estadounidense batió record en ausencia de parlamentarios, los gastos de la ceremonia (200 millones de dólares) y las manifestaciones civiles de protesta.
A nivel internacional el rechazo a las afirmaciones y propuestas de Trump ha sido considerable, tanto de mandatarios como de empresarios. El empresario mejicano Carlos Slim, el sexto hombre más rico del mundo, ha manifestado que de cumplirse las promesas la economía de Estados Unidos se destruirá. El millonario chino, Wang Jianlin, propietario de Wand Group, advirtió que si se ponen obstáculos a la inversión china se perderán 20.000 puestos de trabajo que su conglomerado tiene en Estados Unidos. El Nobel de economía, Joseph Stiglitz, considera que la política macroeconómica de Trump fracasará y el presidente iraní, Hasan Rouhani, descartó que su país vaya a renegociar el acuerdo nuclear suscrito con las grandes potencias, así lo pida Trump. A esta lista hay que agregarle las manifestaciones de inconformismo por parte de los mandatarios líderes de la Unión Europea.
Pero, así como hay rechazo de fuerte de gran parte del mundo, Trump tiene admiradores y seguidores, quienes han manifestado estar seguros del cumplimiento del proteccionismo prometido por parte de su líder, con buenos resultados en el impulso de la economía y la contención del terrorismo. Entre los mandatarios solidarios con el presidente estadounidense están Vladimir Putin y Nicolás Maduro. El presidente venezolano se ha mostrado sorprendido por la campaña de odio contra Donald Trump, a la vez que ha manifestado la esperanza en que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela mejoren. Para esto, ha asegurado que el sucesor de Obama no puede ser peor que éste.
Trump es un empresario, excéntrico y ególatra, que según sus admiradores, logra todo lo que se propone. De acuerdo a sus afirmaciones, su fortuna asciende a 10.000 millones de dólares, razón por la cual, tal vez, en noviembre en una de sus intervenciones con motivo de su campaña, dijo que renunciará al salario de 400.000 dólares anuales que le corresponden como presidente y que solo cobrará un dólar, al ser esa la mínima cantidad que debe aceptar por ley.
Como se pudo ver y escuchar en su discurso de posesión, Trump reafirmó con creces lo prometido durante su campaña: Estados Unidos para los estadounidenses. Habrá que esperar.