A nivel internacional, durante muchos años la frontera entre Cúcuta y San Antonio-Ureña fue resaltada por su dinamismo, pero a partir del 19 de agosto del año pasado la decisión de Maduro la convirtió en la más desolada. Ahora el enfoque de los diferentes medios no es el de informar sobre el continuo paso de personas y vehículos de lado a lado, sino los momentos críticos por el que pasan ciudadanos, cuyas caras de angustia muestran el dolor, fruto de la situación.
Luego de un año, y ante la constante presión de las madres de blanco del hermano país, la exigencia de varios países y la solicitud de las autoridades y empresarios de la región, los presidentes Santos y Maduro aceptaron reunirse el pasado jueves, junto con las cancilleres María Angela Holguín y Delcy Rodríguez. El encuentro se inició en Puerto Ordaz, muy lejos de la frontera, a las tres y cuarto de la tarde, hora venezolana.
Al final de la reunión, entre risas y sonrisas, los mandatarios dieron a conocer el resultado de las conversaciones con lo que se busca darle otra cara a la frontera: a) Apertura inicial del paso fronterizo solo para peatones, entre las cinco de la mañana y ocho de la noche, y únicamente a través de cinco puntos habilitados, quedando por fuera el puente Francisco de Paula Santander que une a Cúcuta con Ureña. b) Expedición de un documento fronterizo para ejercer un mayor control sobre quienes salen y entran. c) La creación de un centro binacional para luchar contra el crimen transnacional y ejercer un control más efectivo en las zonas. d) La creación de una canasta familiar para contribuir a aliviar la escasez de alimentos de los venezolanos.
El presidente Santos hizo énfasis en que esta es una apertura transitoria mientras vamos aprendiendo y, si hay beneficios para las personas de los dos países, se garantiza la apertura total. Según Maduro, aún quedan temas para estudiar como el económico y comercial. El tema del cierre fronterizo ha sido tratado con indiferencia, pues en un año de vigencia, solo en dos ocasiones los mandatarios se encontraron coincidencialmente en Quito, el 21 de septiembre y en enero pasado con motivo de la reunión del CELAC (Comunidad de Estados Latinos y Caribeños).
Mientras Maduro afronta un referendo que busca su destitución, el mandatario colombiano hace esfuerzos por la mayoría del sí en el plebiscito por la paz. Estas situaciones generan distracciones, además, el intercambio comercial con la República Bolivariana, que alcanzó hace una década los 6.000 millones de dólares, es ahora insignificante.
Revistas como Time, Economist y Semana, hacen referencia a la grave situación económica, social y política de Venezuela. En su última edición Time resalta que, Venezuela que fue el país más rico de Latinoamérica ahora está cayendo a pedazos. Aun recordamos al comandante Chávez prometiendo compartir la riqueza petrolera por todo el continente y más allá, llegando a ofrecer gasolina subsidiada a Londres y a los pobres del noreste de Estados Unidos. Qué tiempos aquellos.