La película en la que se ha convertido tanto la elección de personero como la de contralor en la ciudad parece de ciencia ficción, o algo surrealista, expresión artística en donde la imaginación supera la realidad.
Sin entrar tanto en detalles propio de las leyes, mundo complejo y difícil, en esta película sin duda quien tiene la razón es el Concejo de Cúcuta al no haber elegido por una razón simple: si fuere jurídicamente posible que la entidad que hace una selección envíe un solo candidato como sucedió en el caso presente, esa decisión es inconstitucional, es contraria a la ley, porque si el Concejo estuviere obligado a elegir a ese único candidato, quien elegiría en la práctica contralor sería la CUN, y no en Concejo, y desde luego que ese resultado no sólo sería contraria a la constitución sino absurda.
Por esa razón es que la CUN debió enviar varios candidatos porque debe constitucionalmente darle la posibilidad al Concejo a que escoja, de seleccionar, de definir cuál de los aspirantes es el más idóneo. Eso sería tanto, en este país de tantos avivatos, como si el presidente de la república al momento de hacer la terna para fiscal general, postula un candidato abogado, que cumple con todos los requisitos para llegar al cargo, y completa la terna por ejemplo con dos médicos, que no lo pueden ser; de ser posible ello, la Corte forzosamente tendría que elegir el candidato del presidente, al primero, y por eso ese cuento de bobos no se lo cree nadie.
La película de la que hablamos entra a una fase de lo absurdo cuando indecorosamente quienes defienden a la única candidata, tratan de vender la tesis que tiene a su favor un derecho adquirido, candidata que tiene como profesión la de ingeniera agrónoma. Los derechos adquiridos no llegan hasta allá. El derecho adquirido debe estar precedido de legitimidad, debe estar amparado por la ley y no puede pretender torcerse la ley al presentar como idóneo para controlar las finanzas del municipio a un profesional en temas agropecuarios. Eso ni que Cúcuta fuera una gran finca. Aquí es cierto que hay mucho animal, sapos y lagartos, pero tampoco las cosas pueden llegar hasta allá.
La CUN en el proceso que adelantó no garantizó ese principio de confianza pública, amparado en el artículo 209 de la constitución que para algo tiene que servir en este debate, al punto que dos de las candidatas seleccionadas, renunciaron a su postulación porque sabían que no tenían los requisitos.
Los actos públicos deben manejarse con decoro, sin que haya sospechas de fraudes y componendas y más cuando se trata de la elección de un contralor.
Si bien la democracia en Colombia ha sido muy maltratada, todos los días lo hacemos, con candidatos que fueron elegidos y posesionados en una cárcel como “Jhon calzones” en Yopal, hecho que acrecienta esa película de ciencia ficción en la que en muchos casos se ha convertido nuestra democracia, de todos modos, aquí que ya hemos visto películas tan malas en temas públicos, como una de las últimas, la de que en Cúcuta los semáforos no funcionan porque hace mucho calor, ya es hora de que hagamos algo bien, y por ello hay que defender y apoyar la decisión del concejo de no dejarse meter semejante gol de parte de la CUN.
P.D. Hablando justo de decoro y transparencia en los asuntos públicos, hizo bien el gobernador en ratificar en el cargo a Juan Agustín Ramírez.