Esa es la realidad, si la frontera no reacciona en unos 4 o 5 meses comenzará una de las peores crisis sociales que se haya vivido en muchos años. Ello es evidente, cuando muchos de los hasta hoy cerca de 16.000 deportados queden por aquí tratando de buscar un empleo y un sitio donde vivir, la crisis no los llevará camino a la pobreza, sino a la miseria, porque en poco tiempo como única forma de supervivencia encontrarán otra trocha para el contrabando, y probablemente para vivir con sus familias estarán asentados, pero en otro barrio de invasión de la ciudad. Ese es el lado positivo de lo que le viene a Cúcuta en unos pocos meses, porque también puede suceder que muchos de esos más de 10.000 deportados consigan como único medio de vida ese trabajo, un poco más adelante, pero ya en el Catatumbo, como raspachines de coca. Ese es el infernal círculo vicioso que padecemos, ese es el futuro que nos deja esta crisis.
Sí, por ello aquella frase de Camus seguirá siendo cierta, “Cada vez que un niño muere de hambre, dudo de la existencia de Dios”.
Es cierto que Maduro ha sido un déspota, un atorrante con las medidas que toma cada día que pasa, pero esta es una crisis que no ha surgido ahora por el cierre exclusivo de la frontera. Nosotros venimos mal de mucho tiempo atrás, no por culpa de Venezuela, sino que ha sido así por nuestra propia desidia.
Antes de la estupidez de Maduro, Cúcuta padecía una de las informalidades más altas de todo el país, cercana al 70%, con una de las tasas de desempleo más críticas, cercana al 17%, sin que nuestra clase dirigente hubiere reaccionado oportunamente tomando las medidas que se requerían. El mismo Gobierno central, tan compungido y solidario ahora, no lo ha sido en los últimos 20 y más años atrás. Por ello resulta cierto, que si hoy no tomamos las decisiones que necesitamos, en pocos meses caeremos en una de las peores crisis sociales que se haya vivido en mucho tiempo.
Nuevamente, ahora es la oportunidad de tomar medidas que beneficien a los empresarios de la ciudad con alivios tributarios en los impuestos de renta, riqueza, cree y otros más que no les permite ser competitivos. Colombia sigue siendo uno de los países con más alta carga tributaria en América Latina. A los candidatos a quienes se les ha escuchado hasta el momento mejores propuestas sobre la crisis de la frontera han sido Juan Carlos García Herreros y Carlos Luna, que le apuntan al fortalecimiento de las empresas, como debe ser. Esa es nuestra realidad, en una crisis que no sabemos hasta dónde llegue, mientras Maduro bailando “la pollera colorá”, espera a que algún colombiano desesperado agreda a otro miembro de la guardia nacional para inventarse quién sabe qué.
En este escenario, hoy es la marcha al puente internacional organizada por Iván Vila. O la frontera reacciona, o caemos en la peor de la crisis de muchos años.
Nota. En medio de la crisis, la Fiesta del Libro ha sido un excelente espacio de cultura y reflexión. Felicitaciones.