“La gente le exige más a los deportistas que a los gobernantes” Esta frase es de Rigoberto Urán, uno de los ciclistas más reconocidos entre nosotros y en el ámbito mundial de este deporte. Cuando se refiere la gente, es obvio que habla de nosotros, sus compatriotas y por tanto los gobernantes son los nuestros.
Esta sentencia surgida de boca del ciclista paisa a propósitos de las críticas y juicios emitidos contra los ciclistas que “fracasaron” en el reciente tour de Francia. Rigoberto es conocido por su discurso desenfadado, no ahorra palabras para responder a sus detractores y con sus expresiones extiende la defensa de todos los deportistas, más allá de los ciclistas.
El hecho es que no salieron las cosas como estaban planeadas y como era la intensión porque mediaron circunstancias y adversidades que dieron al traste con lo proyectado antes de iniciar la carrera. Lo cual, por cierto, es normal porque se trata de competir y ser vencedor no solo de los competidores sino también de los inconvenientes personales y del entorno donde se desarrolla la competencia.
Este suceso recuerda a 1.988 justo el año siguiente cuando Lucho Herrera ganó la vuelta España y la legión de colombianos en aquella carrera de elite mundial presagiaba la repetición del triunfo, sin embargo las cosas no se dieron y la victoria fue esquiva. Esto sirve para refrescar la memoria y entender que en las competencias deportivas algunas veces se gana, otras se pierde y si es el caso también se puede empatar.
Nos gustaría que quienes nos representen siempre ganen, ese es el deseo, pero la realidad es otra, algunas veces se logra y entonces se ensalza a los triunfadores, son los mejores y sacamos el carro de bomberos para el paseo de la victoria. Pero si la derrota resulta de la participación en la competencia, surgen los epítetos descalificadores que van hasta la ofensa.
En defensa de los deportistas, en todas las disciplinas, lo primero para decir es que ellos eligieron ser nuestros representantes producto de su esfuerzo personal, la disciplina y el trabajo físico, se forjaron como los mejores entre nosotros; no fuimos nosotros quienes los elegimos y siempre han estado orgullosos de ser portadores de los colores de la patria. Tiene razón el gran Rigoberto Urán al recordarnos que a quienes debemos exigirles resultados es a los gobernantes, a ellos si los elegimos y tienen ese deber con sus gobernados.
A los deportistas les hacemos exigencias que pueden ir más allá de sus capacidades, las que pueden estar menguadas por sus orígenes porque casi todos proceden de familias con dificultes y necesidades básicas no satisfechas de manera adecuada que, ellos con firmeza y constancia han podido superar y llegar a lugares meritorios.
Otra opinión, con sobrada razón, se le escuchó a Álvaro Lozano el mejor ciclista de esta región: “los que más critican a los ciclistas son aquellos que nunca se han subido a una bicicleta para ir a comprar el pan en la panadería de la esquina”
De tal forma que siempre les debemos el reconocimiento a todos quien nos represente en cualquier deporte, por su espíritu de lucha, cualquiera sea el desenlace final de su participación. Si nos atrevemos a reparar por las derrotas debe ser con la suficiente ecuanimidad y desposeídos de la intención de cortarles la cabeza. Respeto y admiración les debemos queridos deportistas.
jorgepabonl@yahoo.com