Crece el número de bicicletas que circulan por las calles y vías aledañas a la ciudad, lo cual es bueno porque con ello se fomenta la actividad física y se descontamina el aire habiendo menos vehículos de combustión, pero en la misma proporción crecen los inconvenientes y accidentes en los cuales se ven involucrados los conductores de “ciclas” que, sin duda, son una buena alternativa para el transporte en el medio urbano.
Los problemas tienen sus orígenes en que los ciclistas no están acatando las normas vigentes que reglamentan el tránsito de ellos en Colombia, al mismo tiempo da la impresión que las autoridades correspondientes también desconocen la normatividad porque las infracciones se dan a granel y nunca se observa que los autores de dichas conductas inapropiadas sean detenidos o reconvenidos.
Nuestra ciudad no cuenta con un gran número de ciclorutas. Recientemente se le han entregado espacios a los ciclistas a costa de reducir los que hasta ahora eran para los vehículos, y aún siendo pocas estas vías con destino específico, no se les da el uso correcto, los ciclistas prefieren transitar por la calzada destinadas a los automotores.
Por iniciativa de los ciclistas se comparten campañas que intentan proponer su protección como la de los 1,5 metros de distancia entre la bicicleta y los automotores, sobre todo en las carreteras por donde circulan recreativos y competitivos. Lo cual está bien, porque merecen respeto quienes optan por esa práctica deportiva. Sin embargo, no han sido pocos los accidentes letales que involucran a los ciclistas.
Los que utilizan la bicicleta como medio de transporte para desplazarse a su sitio de trabajo o estudio carecen de todas las medidas de protección que deberían portar por su seguridad. La ley exige mediante el código de tránsito, llevar dispositivos de luz blanca en la parte delantera y luz roja en la trasera, cuando se transite entre las 6 p.m. y 6 a.m. Igualmente, deben llevar chalecos o chaquetas reflectivas. Se debe utilizar siempre el casco correctamente abrochado y debe estar fabricado según las especificaciones establecidas por una norma técnica.
También este mismo código contempla los límites de velocidad, no sujetarse a otro vehículo, no transitar por aceras y sobre todo respetar las señales de tránsito, incluidos los semáforos, lo inusual es ver a un ciclista detenerse cuando hay luz roja. Otras disposiciones en la materia contemplan no adelantar entre los vehículos o por la derecha, evitar el uso de dispositivos móviles mientras conducen y no usar audífonos.
Las sanciones también están dispuestas en la ley, así por ejemplo, la inmovilización del vehículo y la asistencia a curso formativo pueden ser el comienzo de estas cuando se demuestran infracciones, pero pueden dar lugar a una multa equivalente a cuatro salarios mínimos vigentes diarios cuando se incurre en desacato a alguna de las disposiciones antes anotadas.
Si los ciclistas obedecieran los preceptos legales que buscan hacer ordenado y seguro su tránsito por las calles, considerando que las autoridades los hagan cumplir con el pertinente rigor; todos gozaríamos de un ambiente de armonía donde el civismo se destacaría, contando con que los conductores de los vehículos automotores respeten las señales de tránsito y presten atención a los ciclistas quienes también tienen derecho a la vía y preservar su vida.
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