Como si no fuera suficiente con la incertidumbre que vive el país con las elecciones, los problemas de inseguridad que cada vez son mayores, con un proceso de paz en vilo, con unas fuerzas militares que aún no encuentran al “Guacho” y son incapaces de controlar Tumaco y el Catatumbo, en este momento de confusión del país, no se le ocurre nada diferente al presidente Santos que enviar a Santrich a un centro religioso por razones humanitarias para que continúe pagando cárcel por tratar de enviar 10 toneladas de coca a los Estados Unidos.
¿En qué país vive el presidente? ¿Quiénes son sus asesores?
Cada día desde el gobierno dicen y haces cosas más incoherentes, cercanas a la estupidez.
El viceministro de justicia defiende la decisión del gobierno con un argumento imbécil: “Lo que estamos haciendo es tratar de que Santrich recapacite y termine la huelga de hambre, y no se nos muera”. Que gobierno tan sensible y humano. Parece que Santos y Santrich fueran compadres.
Lo que ha hecho el gobierno es indignante, es una ofensa contra todos los colombianos.
Por qué no asume la misma actitud de solidaridad el gobierno contra toda esa cantidad de colombianos que están condenados por delitos que no cometieron, que están hacinados en las cárceles, y al presidente y sus ministros no les interesa para nada si se están muriendo en las cárceles?
Y es que el gobierno en los últimos meses viene cayendo en este tipo de incoherencias, de sandeces, como la del ministro de defensa que hace poco aseguraba que en el Catatumbo no había conflicto, y que contrariamente a lo que decía la gente, lo que pasaba era que algunas personas estaban “metidos en líos de faldas “, pero allá no pasa nada.
Así como van las cosas, pareciera que Santos y Santrich fueran compadres y lo único que les queda haciendo falta es la foto. La historia es muy cómica.
Parece un guion de telenovela. El incauto ex guerrillero firma un acuerdo de paz con un gobierno; en ese acuerdo queda convenido que sin pagar un día de cárcel le den una curul al congreso que le asegura unos ingresos mensuales cercanos a los 30 millones mensuales.
El angelito cree tener todo el derecho, antes de posesionarse como senador, de asegurarse otros ingresos más porque su “compadre “ Santos no ha manejado bien la economía y lo tiene cercano a la quiebra.
Entonces el nuevo senador diseña un plan para enviar 10 toneladas de coca al USA, y lo cogen. Ahora ya preso el hombre entra en huelga de hambre, y su efusivo compadre llega rápido en su auxilio, y mueve cielo y tierra para salvarlo y lo envía a un convento.
Y después nos preguntamos porqué las telenovelas colombianas son mejores que las mejicanas.
Es que este guion no se le ocurre a nadie. Yo nunca he escrito un guion de telenovela, pero me atrevería a insinuar el final de este tráiler que promete ser taquillero: que entre todos los colombianos le regalemos un par de camándulas a los nuevos compadres, y se la enviemos al convento, y que los dos, Santrich y Santos con camándulas en mano, recen juntos para que las elecciones las gane Vargas Lleras. Todo eso, mientras el pueblo sigue comiendo mierda.