Días pasados en noticiero de televisión el principal acontecimiento no fue, como de costumbre, el asalto a una joyería o el hallazgo de un nuevo escándalo; tampoco el descubrimiento de otro chanchullo. No. La noticia, que pasó desprevenida para el gobierno fue algo que ya sabíamos: el desempleo ha aumentado y miles de personas hicieron gigantesca cola para presentar su hoja de vida, con la esperanza de conseguir ocupación, ingresos y un empleo digno.
La noticia sobre el aumento del desempleo, que pasó del diez por ciento, fue suministrada por despelucado funcionario, que en la administración de Iván Duque se encuentra al frente del DANE, organismo encargado de llevar las cifras de nuestra economía, que anda, como el gobierno, de tumbo en tumbo.
Muchos colombianos, durante varias horas, desde la madrugada, hicieron cola para entregar la inútil hoja de vida con la que aspiraban a conseguir uno de los cargos que la administración distrital había ofrecido por medio de avisos. Había mujeres, bachilleres, amas de casa, desocupados de todos los pelajes y gentes del común que deseaban conseguir una ocupación que les permita salir de las necesidades y de la pobreza que está azotando a millones de compatriotas.
¿Qué significa el aumento del desempleo, menos de un año después de iniciarse un nuevo gobierno? Sencillamente, que no ha habido suficiente diligencia por parte de los entes gubernamentales, y del propio presidente, a quien le preocupa más tumbar al inepto vecino que tienen de presidente los pobres venezolanos que los problemas de los habitantes del país del Sagrado Corazón. No ha habido, que sepa yo, campañas para crear fuentes de trabajo y, por el contrario, el ministro de hacienda únicamente se preocupa por poner nuevos impuestos pero no en dejar una huella en fomentar el empleo. Poco o nada se ha hecho para sacar el país del subdesarrollo y, por el contrario, se han abierto las puertas para que ingresen millones de inmigrantes. Parece más importante tumbar al presidente Nicolás Maduro que conseguirle ocupación a los millones de colombianos que tienen como distracción llenar hojas de vida y hacer colas donde pueden otorgarles el beneficio de un trabajo.
Un colombiano que entró a formar parte del ejército de desocupados es el periodista Daniel Coronel, a quien acaban de cancelarle su columna en la revista Semana, que acabó su colaboración por conflicto de intereses, como había ocurrido hace varios años a los hermanos Caballero Calderón, que tuvieron profunda diferencia con las directivas de El Tiempo, por críticas al presidente Alfonso López Michelsen. En esos casos, todos los periodistas debemos aprender que el dueño siempre tiene la razón. Y que si se quiere tener la razón hay que fundar su propio periódico.
Otro que está fomentando el desempleo, pero de los vecinos, es el presidente Donald Trump, que quiere devolver su grandeza a los Estados Unidos, a costa de perjudicar a los mejicanos y a los chinos. Ya que somos tan trumpistas deberíamos imitarlo para sacar a Colombia del problema en que estamos. No todo puede ser tumbar a Maduro.
