“Los teóricos de la conspiración manipulan toda la evidencia tangible para que se ajuste a su explicación, pero lo que es peor, también señalarán la ausencia de evidencia como una confirmación aún más fuerte... Hechos, la ausencia de hechos, hechos contradictorios: todo es prueba”, escribe Tom Nichols en su libro La Muerte de la Experticia.
Lea: Hablaremos del Acuerdo
Las teorías conspirativas son formas muy antiguas de manipulación de mentes que las “compran” por bajo desarrollo del pensamiento crítico, ignorancia o porque quieren creer que el mundo es simple de entender. Todos hemos oído hablar de la conspiración del gobierno estadounidense para esconder información sobre ovnis y extraterrestres. La mayoría de teorías conspirativas se crean buscando un impacto político para manipular la opinión pública. El caso más famoso son Los Protocolos de los Sabios de Sion, libro originado en Rusia que describe una conspiración judía para tomarse el mundo, que el zarismo uso para justificar sus ataques a los judíos y que el nazismo lo hizo parte de su Biblia para crear la “solución final”, el holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial.
En su nueva visión sobre la “guerra contra las drogas” Gustavo Petro está creando una nueva teoría conspirativa para justificar sus acuerdos de impunidad con los grupos narcos en el marco de la llamada “Paz Total”. La idea central de la nueva teoría conspirativa petrista es que hay unos “verdaderos dueños” del negocio del tráfico de estupefacientes que no son las narcoguerrillas, o los narcoestados o los carteles, sino unos “capitalistas”, que aunque no lo diga deben ser gringos, por lo que así no haya evidencia de ellos, existen. Uno de los axiomas de las teorías conspirativas como decía Nichols, es que la falta de evidencia es evidencia para los conspiradores.
Y eso sirve para justificar que como no se castiga a esos “verdaderos dueños”, los demás no son culpables sino víctimas de las circunstancias por vivir en sociedades “capitalistas”.
El régimen nazi designó a los judíos como los “verdaderos dueños del capital”, responsables de las penurias alemanas y por eso necesitaban ser eliminados. La teoría conspirativa de Petro apunta a justificar la impunidad, declarando por ejemplo, que la violación de los acuerdos de paz Santos-Farc es por una trampa tendida a esos personajes que solo querían lo mejor de Colombia y que su carácter narco era justificable en la lucha por el “cambio” como lo es el vandalismo de la Primera Línea. Porque ellos solo son usados por los “verdaderos dueños” del narcotráfico, unos capitalistas codiciosos que no se detienen ante nada.
Lo grave es que nadie lo contradiga y que todos los partidos tradicionales aprueben el “cambio” que justifica la nueva teoría conspirativa. Es claro que solo la lucha policial contra el tráfico de drogas ha mostrado no dar solución al problema, pero “justificar” el crimen de los narcos propios y vecinos creando una teoría conspirativa, a muchos les parecerá una genialidad, a mí me parece una justificación para montar un narcoestado.
Esa teoría se volverá omnipresente en la aplicación futura de la “paz total”. Hace rato extrañamos los debates inteligentes y tenemos que aguantar cuentos chimbos subidos de estrato para convertirlos en teorías conspirativas.
Notícula. En la reunión de Naciones Unidas para el cambio climático llevada a cabo en Egipto y llamada COP27, Petro sacó otra teoría, esta vez juntando ideología y cambio climático. Dijo que para descarbonizar el planeta la solución era acabar el capitalismo, implícitamente considerando a la economía de mercado la responsable del calentamiento global. Petro confunde muchas cosas y las demás las tergiversa; en este caso confunde industrialización con economía de mercado. La teoría está en el mismo camino de eliminar el desarrollo de la ministra Vélez, adobado con un gobierno mundial de Naciones Unidas con base en los objetivos anticalentamiento. En teorías absurdas, definitivamente solo Petro supera a Petro y lo aplaude Maduro. Y van menos de 100 noches; faltan más de 1.361.
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