Así es, terminó el concierto, se acabó el show, ya se fueron los presidentes de Chile y Paraguay, los artistas tomaron sus vuelos de regreso y el pulso político lo perdió Duque y ahora con el cierre de la frontera Cúcuta quedó más mal de lo que estaba.
El fracaso de la entrada de la ayuda humanitaria por los puentes internacionales fue un error de cálculo político de Duque, quien le apostó a que reuniendo en el puente de Tienditas a más de 300 mil personas, a que artistas como Juanes y Miguel Bosé vociferaran en contra de Maduro para que dejara el poder y abriera la frontera, a que Guaidó montado en uno de los camiones que estaban preparados, calcularon que Maduro abriría la frontera y generó el efecto contrario, la cerró. Es decir, el pulso político lo pierde Duque, y las consecuencias las pagamos los cucuteños.
Ahora la crisis de la ciudad se agrava porque en esa informalidad que vivimos, lo poco que movía la ciudad eran los venezolanos que atravesaban el puente y algo compraban y en algo beneficiaba la ciudad.
Ahora la recesión es mucho más fuerte, no hay dinero circulante, la informalidad y la inseguridad se agravan, las trochas aumentan, y para rematar el final de esta telenovela, ahora lo único que le hace falta a la frontera es que se caiga alguno de los puentes por el sobrepeso de los containers.
Mejor lo decía un amigo empresario “Y ahora a limpiar toda esa basura que nos dejaron y a pagar más impuestos de donde no tenemos”.
Es decir, el show terminó, y la ciudad quedó peor.
Hay algo peor, y es que pese a la previsión y cálculo de muchos, un escenario que no puede dejarse de lado, que no puede menospreciarse, es que Maduro se quede aún por un buen rato en el poder a pesar de toda la presión internacional que tiene en contra.
Hablaba por estos días en Bogotá con un diplomático que vivió cerca de 4 años en Caracas, que maneja mucha información, que conoce de cerca la crisis y comentaba la magnitud y complejidad de lo que es lo que podría llamarse “la cubanización de Venezuela”.
Es mucho más organizada y sofisticada de lo que podemos imaginar. Los 1.000 generales que tiene Maduro en su círculo más íntimo, que le garantizan su permanencia, los ha hecho ricos, gozan de todas las prebendas que podamos imaginar y a su vez los tiene controlados.
Por ejemplo, un general no puede salir libremente de Caracas cuando le plazca. Tiene que contar con el permiso de Maduro.
Y mientras todo eso sucede, qué le espera a Cúcuta en el mediano y largo plazo?
Lo primero que hay que señalar es que hasta el momento la única autoridad que ha salido a protestar por esa salida en falso del show, del error de cálculo político de Duque, es el alcalde con la entrevista concedida a El Tiempo.
Y ahí viene la pregunta, ¿será que el presidente Duque es consciente de su error? ¿Será que alguno de los congresistas le ha comentado al presidente lo que está pasando en la frontera? ¿Será que Duque sabe lo que está pasando en El Escobal y algunas zonas aledañas en donde hay secuestros exprés, ajustes brutales de cuentas y hasta “casas de pique”? ¿Será que el presidente sabe todo lo que se trafica por las trochas? Esta ciudad es una bomba de tiempo.
El problema de todo lo que se ha señalado, es que como Duque tuvo un inicio de gobierno errático, sin brújula, que a los pocos meses lo tenían con unos niveles de aceptación muy bajos, y de un momento a otro encuentra la fórmula que le permite mejorar su autoestima y se convierte en el líder latinoamericano para restablecer la democracia en la república Bolivariana – olvidándose que es el presidente elegido en Colombia y que aquí tenemos muchos problemas -, y esa estrategia le beneficia, aumenta su popularidad, y ahora, será que Duque le seguirá apostando a que Maduro caiga? ¿Y hasta cuándo? Y mientras tanto, ¿Cúcuta qué?. La gente no come ni paga impuestos con el liderato del Cúcuta Deportivo. Será que mientras todo eso ocurre, ¿Maduro celebra y se frota las manos con sus 1.000 Generales?