TikTok es una poderosa red social de videos cortos de carácter musical, y de humor, propiedad de ByteDance, una empresa china fundada en 2012 que inicialmente fue penetrando naciones merced a iOS y Android, y que una vez asociada con Musical.ly, otra gran compañía china de redes sociales, consolidó su presencia en India, Turquía, Europa, y las Américas, al punto que ya cuenta con más de 750 millones de usuarios, principalmente jóvenes.
Aunque sólo a mediados de noviembre sabremos cuál será el futuro de TikTok en Estados Unidos, su polémica constituye un ingrediente más en la campaña presidencial norteamericana, que le permite a Trump mostrar dientes y aparentar ser ese líder que necesita su país. En efecto, en la guerra comercial entre USA y China, el caso TikTok se ha vuelto álgido, porque Trump lo ha presentado con criterio especulativo como asunto de seguridad nacional en tanto trasladaría información de menores al gobierno chino. Y ha decidido prohibir sus operaciones a no ser que su propiedad y control en Estados Unidos sean de compatriotas suyos.
No obstante esta fachada política, el trasfondo es económico, develando el Proteccionismo al mejor estilo, lo cual recuerda la historia de cualquier potencia mundial. Que se sepa, no hay ningún país industrializado que no haya sido primero proteccionista en sus relaciones comerciales. Lo paradójico es que Estados Unidos y las demás potencias, cuando les conviene, predican el Libre Cambio, doctrina que a través del Fondo Monetario Internacional y los tratados de libre comercio imponen sin piedad a los países subdesarrollados.
El pasado domingo, las negociaciones sobre TikTok en USA debían terminar. No fue así, y una prórroga se otorgó hasta noviembre. Microsoft, que retiró su propuesta, le dejó el camino a Oracle y Walmart, dos poderosas firmas norteamericanas sin experiencia en Internet y manejo de redes, lo cual permitiría que los chinos continúen orientando TikTok en USA. Son tantas las interpretaciones sobre la eventual transacción, que hay más confusión que realidad. En esencia, se trata de un negocio gigante, que puede oscilar entre 20 y 50 billones de dólares.
En calidad de colombianos, esta película de TikTok en USA es apropiada para extraer lecciones sobre Proteccionismo y Libre Cambio. Desde comienzos de los 90’s nuestro país fue forzado a montarse en el tren del neoliberalismo ilimitado, a pesar de que se promulgaba una Constitución que predicaba el Estado Social de Derecho y que, dados los niveles de desigualdad, en sana lógica reclamaba políticas públicas diferentes, basadas en cierto intervencionismo de Estado y una sustitución progresiva de importaciones a fin de proteger la industria. Pero, en lugar de protecionismo, así fuera mínimo, nos entregamos al capitalismo avasallante.
Los resultados son evidentemente negativos. En menos de 25 años, perdimos más de 70 empresas emblemáticas que pasaron a capital extranjero, como Coltabaco, Bavaria, Coltejer, Imusa, Avianca, Terpel, Carvajal, Data Crédito, Banco Ganadero, Sofasa, Papas Margarita, Caracol Radio, Baterías MAC, Medicina Prepagada Colpatria, y Paz del Río. Ni qué hablar en materia minero-energética, con los casos de Codensa, Cerromatoso y Carbocol.
Las cifras del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos confirman todo. En 2011, exportábamos a ese país 23.114 millones de dólares, al paso que importábamos 14.335 millones de dólares, es decir, teníamos una balanza comercial favorable de 8.778 millones de dólares. Ya en 2015, Colombia sólo exportaba 14.056 millones de dólares mientras que importaba de Estados Unidos 16.503 millones de dólares, esto es, teníamos una balanza deficitaria de 2.446 millones de dólares. Como es lógico, las cifras actuales son peores.
Todo esto acumulado en décadas, produce falta de oportunidades y explica otra faceta del descontento social progresivo. Qué poca visión hemos tenido, o qué irresponsabilidad tan grande la de nuestros gobernantes. Sin penetrar el bosque y comprender sus estructuras, seguimos entre ramas, inmersos en la taquillera película de la Polarización.
