Como un nuevo intento para reforzar el bolívar y combatir la hiperinflación que azota a Venezuela, el presidente Maduro anunció el 23 de marzo pasado la reforma monetaria mediante la eliminación de tres ceros a los actuales billetes. Esta es la tercera reforma monetaria que tendrá la patria de Bolívar en los últimos 129 años, la primera fue en 1879 llevada a cabo por el presidente Antonio Guzmán Blanco, la segunda en 2007 por el comandante Chávez y la actual comandada por Nicolás Maduro.
Según el anuncio del presidente bolivariano, a partir del 4 de junio regirá en Venezuela un nuevo signo monetario y seguirá llamándose bolívar. La medida, análoga a la adoptada por Chávez en 2007, prevé la circulación de 8 denominaciones representadas en billetes de 2, 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 bolívares. Además, una moneda de 50 centavos y otra de 1 bolívar. Los billetes mantendrán su estilo de diseño con el rostro de próceres en el anverso y especies de animales en peligro de extinción en el reverso.
El valor máximo será de 500 bolívares, mientras hoy el billete de más alta denominación es de 100.000 bolívares, con dos de los cuales se puede comprar una libra de azúcar. Con el fin de facilitarle al pueblo sus actividades comerciales y monetarias se acordó con la banca una prórroga de 60 días para la reconversión. Se considera que este es el plazo justo para recoger el antiguo cono monetario (conjunto de billetes y monedas de curso legal que existen y circulan en un país) y poner en circulación el nuevo cono.
Pero cuando todo aparentemente estaba listo para el reemplazo del bolívar fuerte por el “bolívar soberano” en la fecha fijada, el martes de esta semana el presidente Nicolás Maduro anunció que los nuevos billetes y monedas se tomarán dos meses más para entrar en circulación. Todo apunta a que el cargamento de billetes, que probablemente vienen de Suecia y Gran Bretaña, aún no ha sido despachado.
Ojalá que esta vez las autoridades de la República Bolivariana acierten en el intento de bajarle el ritmo a la hiperinflación y la megadevaluación con el fin de controlar la creciente recesión. En el hermano país los daños causadas por la estanflación (inflación con recesión) cada vez son más notorios. ¿Hasta cuándo?