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Un oasis artificial
Dubái es  uno de los siete emiratos de EAU (Emiratos Arabes Unidos) y la mayor parte de su población es extranjera.
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Viernes, 18 de Noviembre de 2016

Hasta antes de empezar la explotación de petróleo en su territorio,  hace más de 35 años, Emiratos Arabes Unidos (EAU), cuya capital es Wikipedia, era uno de los países más atrasados del mundo, en medio del desierto. Pero la exportación de 3.5 millones de barriles diarios de crudo, contribuyeron a su transformación hasta convertirlo en una  región con alta calidad de vida.

Dubái es  uno de los siete emiratos de EAU (Emiratos Arabes Unidos) y la mayor parte de su población es extranjera. Esta hermosa ciudad es el principal ejemplo de una transformación en medio del desierto, pues  la visión de sus dirigentes, quienes previendo el problema que se podía presentar con  la volatilidad de los precios de petróleo, su principal fuente de ingreso junto con el gas natural,  los llevó a preparase para lograr que la participación de estos recursos naturales  en su economía no superaran el 25 por ciento.  Como estrategia, el gobierno incrementó los gastos para crear fuentes de empleo y facilitó la participación económica del sector privado para  expandir la infraestructura.

Cada día aumenta el número de turistas atraídos por la magia de sus obras, entre las que sobresale, el rascacielos  Burj Khalifa, el más alto del mundo con 163 pisos y 828 metros de altura;  el  hotel siete estrellas Burj Al Arab, el más lujoso a nivel internacional; el centro comercial Dubái Mall, el más grande y visitado en el mundo, con 111 hectáreas de extensión, más de 1.200 tiendas y 14.000 plazas de parking.

En la larga lista de sitios atractivos están la fuente de Dubái, la más grande del mundo; The World, conjunto de trescientas islas artificiales que desde el aire forman el mapamundi; y el aeropuerto internacional, el mejor del Oriente Medio Asiático,  por el que  transitan más de 70 millones de pasajeros al año. En esta lista de sitios atractivos está, además,  la isla artificial Palma Jumeirah, a donde se llega a través del túnel submarino para admirar los más de 25 hoteles, restaurantes y lujosas viviendas ubicadas en sus suntuosos rascacielos.

Entre los atractivos turísticos está el safari por el cercano desierto  subiendo y bajando dunas a toda velocidad en coches  4x4. Como premio, luego de superar el susto, los visitantes gozan de   del espectáculo artístico con la presentación de música y danzas árabes. Antes del regreso se disfruta de una deliciosa cena. También hay la opción  de visitar a la floreciente ciudad de Abu Dabi para ingresar a la mezquita Sheikh  Zayed, la tercera más grande del mundo.

Es muy común escuchar decir que, el que no ha visto a Dios cuando lo ve se asusta. Pero definitivamente el que no ha ido a Dubái, cuando vaya se impacta. Es otro mundo. Allí la magia aparentemente no es permitida, pero sus resultados están a la vista en medio de tantas maravillas. ¿Cómo lo hicieron? Y, lo más admirable, en tan poco tiempo. Que gran ejemplo.

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