Las artes puestas en escena son fundamentales en el desarrollo cultural de los pueblos. Hablando de su importancia, apelo a la publicación de Zirkozaurre, de Bilbao, España; en su página se puede leer: cuando vemos a una actriz en escena, una verticalista de circo, una bailarina danzando, un pianista moviendo sus dedos para hacer música desde el alma…nos atrapan y nos muestran su visión del mundo, sus pensamientos, sus emociones, sus miedos, sus amores, sus fantasmas… nos muestran su alma, parte de lo que son, parte de lo que somos.
Se siente beneplácito por los éxitos alcanzado por alguien nacido entre nosotros y contando con poca ayuda, pero con mucho esfuerzo personal, ha logrado su formación y reconocimiento. Es el caso de Alexander Torres, quien luego de trasegar aquí entre tablados y escenarios se fue a Bogotá y mantiene a flote su compañía Rimbombante, tal como lo reseñó ayer La Opinión en un informe firmado por Celmira Figueroa. La misma sensación produce el recién concluido XI Festival La fiesta del teatro de Cúcuta, en su versión virtual que logró conectar a grupos teatrales de Colombia y otros países invitados con un balance muy positivo, salvando las dificultades que pueda añadir la conexión, pero esta también ha permitido llegar a sitios lejanos llevando un mensaje cultural que se emitió desde nuestra ciudad.
En Cúcuta funcionan tres casas destinadas al teatro que han logrado ser salas concertadas por el Ministerio de la Cultura, lo cual significa que durante tres meses del año, cuatro meses este año de pandemia, les son entregadas ayudas económicas destinadas directamente a los artistas, quienes han pasado por días difíciles porque sus casas de espectáculos fueron cerradas desde marzo. Entre estas, una más que las demás, la Casa Teatro Cúcuta que funciona en el barrio La Cabrera, está sufriendo una muy dura crisis.
En julio de 2016 se abrieron las puertas de esa casa adaptada para albergar a artistas y un público ávido de ese tipo de emociones. Contando con el trabajo de sus gestores y el apoyo de la empresa privada pudo mantenerse hasta el momento del forzado cierre por la pandemia. Ahora cuando se autoriza el funcionamiento de estos sitios con el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, esta casa no puede reiniciar sus labores porque no tiene sustento económico para hacerlo y su directora Nancy García ha lanzado voces de auxilio para evitar la terminación de un proyecto que había sido próspero y querido por su público.
Se sabe que se solicitó ayuda a la alcaldía municipal, pero el mandatario local ha estado de oídos sordos ante este pedido. El portafolio de estímulos de la alcaldía ha sido la única forma como se ha vinculado con las actividades de la cultura, pero estos auxilios económicos son muy escasos y no alcanzan a cubrir las necesidades que tiene la casa a la cual aludimos.
Sería muy oportuno que el ingeniero Jairo Yáñez prestara más atención a los asuntos de la cultura en sus diversas expresiones, entre ellas el teatro, para que los esfuerzos de titanes no se vean extinguidos y que por el contrario estos centros se multipliquen y contribuyan a la formación cultural de los cucuteños.
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