Durante los años del Imperio Romano, en el 47 a.c., el emperador Julio César se encontraba en guerra contra Pompeyo y después de una cruenta lucha, el joven militar romano, mostrando una gran destreza militar triunfa, y por ello ante el senado le rendía su informe: “Vine, ví y vencí”.
Es el origen de una expresión que quedó para la historia. Ahora con la visita del presidente Duque a la ciudad, frente a la cual había mucha expectativa de los gremios para que se evaluara, una vez más, la crisis de la frontera, la criminalidad y la informalidad que crecen, de la visita del presidente puede decirse que: “vino, vió y ni le importó”. Ni siquiera en un gesto mínimo de gobernabilidad, al menos debió escucharlos.
Entre los muchos desaciertos del presidente que ya va de salida, sin duda uno de ellos fue “el concierto del puente de Tienditas” de hace dos años, porque esa apuesta de tumbar a Maduro en un par de horas, no sólo no le salió, sino que resquebrajó las relaciones diplomáticas entre los dos países.
Esa “miniteca” que nos montó Duque hace dos años nos ha salido muy costosa aquí en la frontera, y nosotros somos los que pagamos aún las consecuencias desfavorables con una de las fronteras más criminalizadas en el mundo, en la que ya hasta los grupos irregulares bajan a la misma autopista internacional a “echarse bala” para arreglar sus diferencias, delante de quienes habitan en la zona, de habitantes atemorizados, hasta de las autoridades, y eso dizque estamos celebrando el Bicentenario de dos naciones hermanas.
El pasado 11 de abril el editorial de La Opinión, intitulado “El fragor de la guerra”, alcanza a plantear al final una alternativa para encontrar una salida posible la de la mediación de la ONU. ¿Es viable? ¿Tendremos que llegar a esa instancia o un país mediador para encontrarle una salida a la frontera?
Esta semana llamé a New York a Jaime Buenahora para hablar sobre el tema. La displicencia de Duque con la frontera, con los problemas de la ciudad es manifiesta, y lo sintetizó muy bien cuando al intervenir el alcalde, el presidente de afán le dice: “apenas dos minuticos alcalde que no tengo tiempo”. Tratar los problemas de Cúcuta en apenas dos minuticos, es como complicado. O será que ya en el avión de regreso a Duque, bastante probable, alguno de sus asesores le pudo decir algo así como: “eso con el alcalde, y hasta con el gobernador, apenas son suficientes dos minuticos presidente …”. Así es, Duque vino, vió y no le importó una vez más la frontera que irónicamente fue la que más votó por él. Pero igualmente el presidente podrá defenderse, que no todo lo de la frontera está mal, porque los pasteles de garbanzo que no faltan en su visita son muy buenos.
El video que circula por estos días de Jairo Ibero es ilustrativo y trae referencias sobre lo que fue este desencuentro del presidente con los gremios de la ciudad. Creo hoy más que nunca resulta cierto que los problemas de la frontera los tenemos que resolver nosotros, y en esa línea, ¿porqué no analizar una posible mediación internacional? ¿Se imaginan un próximo presidente en el 2022 con ese mismo pensamiento de que hay que seguir con la frontera cerrada? En estos días, un minucioso estudio publicado por El Espectador, “El resurgimiento del paramilitarismo en el Catatumbo”, denuncia que por aquí cerca, en Banco de Arena, existe un grupo llamado Agc, auspiciado por el cartel de Sinaloa, con todo lo que ello implica. Explicar el origen y alcance de esas alianzas en dos minuticos no es posible señor presidente.
Afortunadamente quien por estos días nos da un respiro, nos da la posibilidad de salirnos de esta cruda realidad, son los triunfos a nivel internacional de María Camila Osorio. Gracias Camila.