El debate de la Ley de Financiamiento, el incremento del salario mínimo y las marchas de protestas de los estudiantes, los profesores y las centrales obreras, mantienen en vilo a los colombianos por estos días. Mientras el gobierno defiende la imposición de un IVA del 19 por ciento, al 80 por ciento de la canasta familiar, como única alternativa para lograr superar el déficit de 14 billones de pesos del presupuesto de 2019 ($258.9 billones), los estudiantes mantienen sus protestas por considerar que lo ofrecido por el presidente Duque dista mucho de las exigencias planteadas.
La discusión sobre el salario mínimo empezará el 22 de noviembre, con base en un 3.5 por ciento de inflación más 0.5 por ciento de productividad. De acuerdo a lo expresado por los representantes empresariales todo parece indicar que el aumento no superará el 5 por ciento, muy distante de lo exigido por los líderes sindicales.
La situación económica parece complicarse aún más ante la baja del precio del petróleo, principal producto de exportación nacional, que el 4 de octubre se cotizaba a 86.29 dólares el barril, el nivel más alto en 4 años, y el pasado martes bajó a 65.47 dólares, tras siete días consecutivos de descenso. A esto hay que agregarle los efectos de la subida del dólar hasta 3.205 pesos, un incremento de 18.5 por ciento respecto al precio de 2.705 pesos que regía a mediados de abril.
El buen precio del crudo, que se mantuvo como consecuencia de la amenaza de sanciones anunciadas por Donald Trump contra Irán, parece desmoronarse ante la decisión del mandatario estadounidense de no aplicar tales sanciones. Además, Trump ejerció su poder para evitar que el recorte de producción de crudo anunciado por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo-OPEP, para impedir la caída del precio, se cumpliera.
Esto en nada beneficia a Colombia, aunque las estimaciones del Marco Fiscal de Mediano Plazo trabajan con un precio de 54 dólares por barril. El impacto de la cotización del oro negro es muy representativo para nuestra economía, pues por cada dólar que suba, el precio del barril la nación recibe 394.000 millones de pesos anuales. Podemos calcular el enorme costo que este desbarajuste de la cotización del primer producto de exportación representa.
¿Hasta dónde llegará la caída? ¿Hasta cuándo seguirán las marchas?