Son dos arranques diametralmente distintos en sus programas de gobierno, Colombia Potencia Mundial de Vida de Gustavo Petro y Francia Márquez tiene como segundo capítulo, luego de la introducción explicatoria, uno de nombre “¡El cambio es con las mujeres!”. Por otra parte, el programa de gobierno de Rodolfo Hernández y Marelen Castillo, De Colombia para Colombia, nos incluye como un apartado de dos páginas dentro del primer capítulo titulado “Colombia como un Estado social de derecho”.
Colombia Potencia Mundial de Vida tiene como eje cinco propuestas macro en su capítulo de mujeres que incluye participación política paritaria, sociedades cuidadoras, vida libre de violencias, construcción de paz en los territorios y creación del Ministerio de la Igualdad. Quiero resaltar rápidamente dos puntos que me llamaron la atención: 1. La construcción del Sistema Nacional de Cuidado con la finalidad de reconocer y recompenzar el valor económico y social del cuidado de la vida tradicionalmente ejercido por mujeres, reducir el tiempo que muchas de nosotras dedicamos a esto por medio de alianzas público-privadas-comunitarias, redistribuir la carga de las responsabilidades y democratizar la riqueza por medio del acceso a la propiedad, educación y al crédito. 2. La creación del Ministerio de Igualdad que articulará todas las políticas públicas y los recursos disponibles, transversalizando el enfoque de género e interseccional en todo el actuar estatal, para garantizar la igualdad para mujeres y personas LGBT+.
De la otra orilla se encuentra el programa De Colombia para Colombia que, en el breve contexto de las mujeres, señala problemáticas tales como el desempleo, el empobrecimiento, el embarazo adolescente y la discriminación de género para proceder con una serie de puntos que buscan “reconocer el valor de la mujer y pagar la deuda social adquirida con ellas”. Menciono los siguientes: flexibilización laboral para mujeres cabeza de hogar, incluyendo espacios de cuidado de sus hijos e hijas de la mano con el sector privado, acceso igualitario al mercado laboral y estrategias en torno a los cuidados domésticos. No obstante, me queda difícil ahondar en dichas propuestas pues, más bien, son viñetas con frases cortas que lucen como una lista de buenas intenciones pensadas de rapidez.
La lectura de ambos programas, y sus capítulos (o apartados) para las mujeres, me deja muy claro cuál tiene un enfoque feminista, es decir: un propósito de transformación social que busque cambiar las raíces de una sociedad que históricamente nos ha visto como cuerpos violentables y explotables, y cuál aborda nuestra compleja situación de manera rápida con propuestas que, es claro, no fueron construidas a partir de un diálogo amplio con nosotras.
Pero esta es mi lectura, la hago porque considero que un cambio no puede ser sin nosotras y que el cambio debe ser también para nosotras. La hago con recelo hacia Gustavo Petro pero con mucha esperanza por lo que representa Francia Márquez, no solo como liderazgo individual sino como rostro de un proceso colectivo. La hago también con recelo hacia Rodolfo Hernández y con interés de conocer más sobre Marelen Castillo. E invito a las mujeres nortesantandereanas que también la hagan, que lean y discutan entre ustedes cuál candidatura garantizará un cambio material para las mujeres en esta región tan olvidada; un cambio con un horizonte de justicia y vida digna para todas en nuestra diversidad.
Coda. Me causa curiosidad que el programa De Colombia para Colombia no menciona en sus 76 páginas a Marelen Castillo, pues desde la primera se señala que esa es la propuesta de Rodolfo Hernández. Si así es con su fórmula vicepresidencial, ¿qué significaremos para él las millones de mujeres colombianas?
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