Recibe Cúcuta con beneplácito el inicio de la gestión como nuevo alcalde de la ciudad del ingeniero Jairo Tomas Yáñez Rodríguez. Conformó su gabinete con personas totalmente desconocidas en el ambiente político, pero con suficientes pergaminos intelectuales. 

Es un experimento que con la mayor buena voluntad y manteniendo los lineamientos reiterativamente expresados por el burgomaestre de “devolverle la ética y la moral a la política y a hacer de los recursos públicos algo sagrado” sin “robar, ni mentir, ni traicionar” los que votaron por él y los que no lo apoyamos, esperanzados añoran que en equipo saquen adelante  el plan de gobierno en beneficio de todos sus habitantes sin distingos políticos ni religiosos.

En reciente diálogo con la opinión, el ingeniero Jairo Yáñez, entre otras cosas, planteó como prioritario  a partir del 2 de enero, el despeje de los vendedores informales y migrantes del parque de Santander y todo lo largo de la calle 10, la construcción con ayuda de las ONG de campamentos, se entiende que para refugiados, puestos de salud y escuelas temporales para migrantes y urgentemente hacer una actualización catastral para recoger recursos, por supuesto,  del impuesto predial.

Por motivos de espacio solo me voy a referir a la propuesta de solicitar otra actualización catastral para la ciudad teniendo en cuenta las ingratas e injustas experiencias que se han tenido en el pasado con estas. 

Desde el punto de vista real y justo, las actualizaciones catastrales cuando cambian favorablemente las condiciones económicas de un sector que elevan por ese hecho el precio del inmueble, cuando, así mismo,  debido a obras públicas en el entorno, o  se hacen renovaciones importantes en los mismos que las valorizan o se incorporan predios nuevos es más que justificada una actualización. Lamentablemente, lo sucedido en las anteriores ha sido una elevación masiva de avalúos sin justificación alguna que obligó a muchos contribuyentes a pagar de un año a otro, reajustes en su impuesto predial del 50% y hasta más del 100%, prohibido por la misma ley.   

Los que tuvieron  suerte, o mejor,  padrinos relacionados con funcionarios del IGAC o tramitadores relacionados igualmente con estos, lograron que se les bajara el valor del avalúo de sus predios con la consiguiente rebaja del impuesto predial mientras llega la próxima actualización. 

Como corolario de lo anterior, el director del IGAC manifestó que fueron aproximadamente 18 mil solicitudes de  reclamación de revisión de avalúos las que se tramitaron  mensualmente con la anterior actualización y lo expresado por el secretario de Hacienda del Municipio que lo tenían loco la cantidad de resoluciones expedidas por el IGAC, rebajando los avalúos. Conclusión: mal hecha la actualización. ¡A ojímetro!

Es recomendable al nuevo alcalde, ya que tiene la idea, de recoger más impuestos por esta vía, que se integre al catastro multipropósito aprobado recientemente en el Plan Nacional de Desarrollo para que organice su propio catastro municipal y le quite la sinvergüencería al IGAC.