Las noticias sobre nuestras tragedias siempre son las mismas, las historias se repiten, las tragedias como la de Mocoa en la que ya van más de 300 muertos y muchos desaparecidos vuelven a presentarse irremediablemente, como si estuviéramos condenados a vivirlas. Para entender lo que somos, nuestra cultura e idiosincrasia, sería suficiente ver como titulan las noticias los días posteriores a una tragedia como la de Mocoa: “La avalancha pudo evitarse”, “Tragedia anunciada”. Quizás lo más elocuente fue lo que alguien subió a las redes, una noticia de 1974, sobre el titular de un periódico que lo dice todo: “Peligro de avalancha en el Putumayo, comunidad reclama atención”. Eso se dijo hace 43 años. También tristemente estos episodios son una oportunidad para los políticos, como sucediera también con otro anuncio de estos días en un periódico: “Santos promete reconstruir una Mocoa que será mejor que la de antes”. Sin comentarios.
Y como nuestra irresponsabilidad no tiene límites, que tal la declaración de un congresista de esa región que alcanzó a decir, el día después de la avalancha, que esta última se había presentado porque las FARC habían dinamitado una carga explosiva en un río para provocar la tragedia. Esos son los representantes que eligen los pueblos para procurar el desarrollo de sus regiones. Imbéciles e irresponsables como ese del Putumayo los elegimos por todas partes para que nos representen en el congreso.
Hablando del Putumayo, hace algunos años un gobernador llegó a decir ante la realidad de la crisis en temas sociales de su región, que lo que mejor podría suceder es que de seguir las cosas como estaban, que lo mejor era que su departamento desapareciera como entidad territorial. Que era tal el estado de abandono, que no tenía sentido que existiera más como departamento. ¿Será que la gente del Catatumbo podría pensar algo parecido? De estas imágenes en Colombia, recuerdo una: la del gobernador del Chocó, que en alguna ocasión bajó el escritorio a la calle porque estaba tan agobiado con las deudas y embargos al departamento, que no le quedó otra opción mejor que sacar su despacho a la calle.
Las avalanchas como las de Mocoa lamentablemente volverán a presentarse, y eso tiene otra explicación: los municipios en el país tienen que hacer un programa de planeación a 12 años, que se llaman planes de ordenamiento territorial - POTS -. Esos planes deben contener proyectos ambientales y definir riesgos, pero según planeación nacional está probado que al 90% de los concejales y alcaldes del país les “vale huevo” esos planes de ordenamiento territorial; el 96% de los POTS en Colombia no traen nada sobre temas ambientales, como si viviéramos en Suecia creyendo que no tenemos problemas ambientales. Por eso, de manera lamentable, tragedias como las de Mocoa volverán a presentarse.