En San Cayetano, Carlos Serrano, un profesor de 66 años, junto con su cuñado, Daniel Corredor, dedican gran parte de su día a hacer artesanías con la fruta de totumo, para luego donarlas a los campesinos del municipio de Villa Caro.
Este arte ha sido muy tradicional para la familia Serrano, porque cuenta que su papá, en el tiempo que él era un niño, viajaba a tierras calientes y llegaba a su hogar con una gran cantidad de totumas.
Serrano, después de una mañana agitada como docente de religión, arte e investigación en el Instituto Educativo de Cornejo (Instecor), llega a su vivienda al mediodía, descansa unas cuantas horas y luego se sienta en un banco, debajo de un árbol que lo cubre del sol, e inicia con su ritual artesanal.
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Frente a su casa puede observar un arbusto de unos cinco metros de altura, con ramas retorcidas y delgadas, donde cuelga una fruta de cáscara verde o café, conocida como totumo.
El material que produce esta planta se ha utilizado en tiempos precolombinos para confeccionar artesanías y recipientes. Por su material liviano y resistente, Serrano le hace formas para depositar el agua, huevos, café, leche e incluso para la sopa.
“Mi papá se distrae con sus totumas todos los días, él dice que se ha convertido en un pasatiempo divertido y lo hace de corazón”, manifestó Danixa, hija de Serrano.
En el día, con su cuñado logran sacar una cantidad de 50 totumas. Mientras Daniel corta con una segueta, Carlos les da el toque final, las limpia y, con su color natural, las convierte en una pieza de arte única.