Hace una década, el sueño de una cucuteña enamorada de México, sin aún tener la dicha de ir a conocerlo, cobró vida con ‘Órale, wey’, un emprendimiento que acoge a madres jefas de hogar.
Antonia Contreras, fundadora de la idea, adquirió sus conocimientos en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), donde tuvo maestros de culinaria mexicana.
Después trabajó en un restaurante llamado ‘Jitomate’, lo que la llevó a crear su propio restaurante de comida mexicana llamado ‘Órale, wey’, en la urbanización Prados del Norte.
“Ella tiene el don, lo transmite a través del amor que le pone a la cocina, con las salsas y los productos”, relató Zuleima Guerrero Contreras, hija de Antonia.
Una derrota que abrió una nueva oportunidad
Cuando el cierre de la frontera venezolana afectó la economía de la ciudad, el entonces restaurante de Contreras fue uno de los muchos que se vio obligado a cerrar.
Aun así, según cuenta su hija, su recordada sazón no se borró del paladar de los cucuteños. Los nachos y platillos que preparaba eran tan atractivos para quienes los degustaban, que le dio el impulso para resurgir, esta vez como una pequeña fábrica distribuidora, con miras a consolidarse en Cúcuta y ser generadora de empleo para otras madres cabeza de hogar.
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“Como madre, la idea de trabajar y cuidar el hogar siempre ha sido un tema importante, así como brindar la oportunidad a otras mujeres como nosotras, para tener un trabajo con equilibrio de tiempo, que les permita estar con sus hijos”, dijo la mujer.
Antonia continuaba con la idea de llevar una pequeña parte de su soñado México a los hogares cucuteños, pero no tenía certeza de cómo materializarlo. Fue un hombre llamado Laureano el que la impulsó para que llevara esos nachos a los restaurantes, como proveedora, ahí comenzó a distribuirlo.
El trabajo volvió a dar su frutos y al poco tiempo de empezar, el primer cliente que le abrió las puertas fue ‘Inka’, con los que ha mantenido fieles relaciones durante los 10 años que lleva el emprendimiento. A través de este establecimiento, fueron recomendados a otros.
Más allá de los nachos
Por mucho tiempo mantuvieron la idea vigente, la venta de nachos les daba buenos resultados, pero, con la llegada de la pandemia, tuvo que pensar en opciones alternas.
“Aprovechando el sabor tan único de mi mamá, implementamos también los tacos, las tortillas y las salsas, luego ingresamos a una convocatoria de mujeres emprendedoras de la Alcaldía, que nos ha ayudado a crecer más, gracias a las capacitaciones de negocio”, contó Guerrero.
En la actualidad, preparan todo tipo de salsas, desde las más dulces hasta las más picantes, con el fin de satisfacer las necesidades de sus clientes.
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La historia de las tortillas de colores
Uno de los productos más apetecidos son las peculiares tortillas de color rojo y verde, los mismos que tiene la bandera de México.
La idea de darle estas tonalidades a los productos fue de Antonia, quien solo quería ver las tortillas que prepara con tanto amor en su cocina, en las ferias mexicanas que se desarrollan en la ciudad.
“Atraen a niños y adultos porque son agradable a la vista y no dejan de perder su sabor, es un color comestible”, dijo Contreras.
Un emprendimiento familiar
Antonia Contreras, como maestra de la cocina, es la cabeza de ‘Órale, wey’, chef encargada del área de salsas, negociación y ventas. Pero no solo con mano femenina cuenta este emprendimiento.
La familia reveló que, por la fuerza que se requiere, Alfonso Guerrero, también hijo de Antonia, es quien se encarga de hacer las tortillas y darles forma con una máquina de manivela, traída especialmente desde México.
Otra persona en la producción es Carlos Esparza, esposo de Antonia.
La masa es preparada con harina de maíz, junto con el ingrediente secreto de Antonia Contreras, que deja en sus preparativos el sabor a México. A diario, se preparan dos harinas, concluidas en 10 kilos de nachos y tortillas.
Nancy Tamayo, madre de tres hijos, desde hace dos años contribuye en el área de fritos, es quien se encarga de que el sabor único de la harina se mantenga y el aceite le de la crocancia necesaria.
Erika Guerrero, también madre soltera, contribuye en las ventas, digitalización de pedidos y facturación.
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Sueñan con llevar sus sabores a otros lugares
“Nuestro sabor es mexicano, unido con la sazón colombiana, eso nos haces diferentes y por eso queremos trascender”, dijo Guerrero.
Antonia y su familia sueñan con que sus productos empiecen a ser distribuidos en otras ciudades, e incluso se puedan exportar en otros países.
Su meta principal es seguir creciendo y generando empleo, sobre todo a mujeres jefas de hogar, y que sus nachos, tortillas de colores y peculiares salsas sean reconocidas en otros lugares.
“Yo solo conozco México por las novelas y películas, pero me encanta, me gusta mucho todo lo de allá, sus colores y sabores fuertes, por eso nació este emprendimiento y queremos seguir en crecimiento”, concluyó Antonia Contreras.
Hasta el momento, la familia ha logrado su cometido, ha participado en tres ferias y, gracias al grupo de emprendimientos Compra nortesantandereano, han recibido capacitaciones en culinaria.
La feria más reciente se llevó a cabo en el centro comercial Ventura Plaza, hace dos fines de semana pasados, donde abrieron sus puertas a mayor visibilidad y nuevas oportunidades.
Una de las experiencias más recordadas del evento, fue la presencia de un niño catador de tacos, quien medía y olía los productos como todo un profesional.
Redacción | Ronaldo Medina y Camila Flórez.
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