Detrás de los viajes, lujos y excentricidades que ostentan en redes sociales Milangela Julieth Durán Silva, más conocida como ‘Mila’, de 29 años; su hermana Wendy Mishel Durán Silva, de 27, y su mamá Omaira Elena Silva Gómez, de 60, a quien le dicen ‘La Osa’, hay un ambiente ‘oscuro’ y ‘pesado’.
Todo eso que muestra cada una de las fotos y videos, además de sus esbeltos cuerpos, lo habrían obtenido con el dinero que les ha dejado la trata de personas con fines de explotación sexual de niñas y mujeres adultas que, según las autoridades, fueron engañadas por mamá e hijas, con ofertas laborales por fuera de Colombia.
Pero las tres mujeres no actuaron solas, tuvieron la complicidad de Faysure Yvonne Silva, de 42 años; Willid Leonardo Chacón Silva y Edwin Antonio Ruiz Zapata, todos familiares.
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Las seis personas fueron detenidas el pasado viernes, durante una operación que ejecutó Interpol con el apoyo de la Policía Metropolitana, en Cúcuta, logrando así golpear a una de las presuntas redes de trata de personas que delinquen desde esta zona fronteriza.
Un imperio del terror
El imperio económico de la familia Durán Silva se comenzó a construir por lo menos hace cuatro años, según lo establecido por las autoridades, cuando comenzaron a engañar niñas y mujeres, ofreciéndoles oportunidades de trabajo en Panamá y Ecuador.
Supuestamente, Faysure Silva se encargaba de ubicar a las víctimas, que debían ser de escasos recursos económicos o migrantes, porque así se les facilitaba mucho más poderlas engañar, ofreciéndoles muy buenos ingresos en dólares, con la idea de que podrían ayudar a su familia, además, debían cumplir con ciertos rasgos físicos.
“Estas mujeres lo que les decían a las víctimas era que necesitaban jóvenes para que les cuidaran unos apartamentos que tenían en Panamá y Ecuador, que iban como empleadas del servicio para hacer aseo, pero también les hablaban de trabajar en hoteles y que les pagarían muy bien en dólares”, contó una fuente extraoficial.
Como las víctimas eran de bajos recursos, les creían y aceptaban los trabajos. “Una vez las jóvenes les decían que sí, empezaban a prepararlas y hacerles el papeleo, en algunas ocasiones les indicaban que debían salirse de sus casas y las llevaban a otra residencia, donde las mantenían por varios días, hasta cuando les sacaban los pasaportes y les compraban los pasajes”.
Cuando ya tenían el viaje organizado, ‘Mila’, su hermana y su mamá, se encargaban de acompañarlas hasta su destino final, que era Panamá o Ecuador. “Una vez llegaban a alguno de esos países, Willid Chacón o Edwin Ruiz, se encargaban de controlarlas y de explotarlas sexualmente”.
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Lo que han podido conocer las autoridades es que cuando las víctimas ya quedaban en poder de los hombres, se daban cuenta de que habían caído en una red de trata de personas con fines de explotación sexual. A las víctimas les imponían deudas que oscilaban entre los 3.000 y 3.500 dólares, cobrándoles los pasaportes, los pasajes y la estadía, dinero que les era imposible pagar para devolverse rápidamente.
Y para evitar que alguna de las víctimas hiciera alguna cosa que pusiera en riesgo a la organización criminal, les quitaban los pasaportes, las mantenían encerradas y las amenazaban con matarlas o con asesinar a alguno de sus familiares en Cúcuta.
Además, las obligaban a tener relaciones con varias personas, pues diariamente debían entregarle 400 dólares a quienes las cuidaba.
Las autoridades también conocieron que la peor parte la llevaban quienes llegaran a quedar embarazadas, pues las golpeaban con patadas o puños y les inyectaban algunas cosas para que abortaran.
Los investigadores también se enteraron de que algunas de las víctimas habrían sido violadas por los hombres que las cuidaban y las que no accedían a sus pretensiones eran golpeadas.
A las víctimas tampoco les permitían comunicarse con su familia, pues la red sabía que corría un riesgo de que ellas dijeran algo, por eso siempre las mantenían aisladas de cualquier teléfono.
En la investigación también se conoció que semanalmente los que estaban cuidando a estas mujeres, las llevaban a una agencia de giros internacionales y las hacían poner dinero a nombre de quien dijera Faysure Yvonne o ‘Mila’, pues no querían despertar alguna sospecha.
La investigación
Pero con lo que no contaba esta organización criminal es que la Interpol ya le venía siguiendo los pasos, pues hace un par de meses cuatro menores de edad y dos mujeres adultas lograron contactarse con las autoridades y contaron el ‘infierno’ que vivieron al caer en esta red de trata de personas y proxenetismo.
Cuando los investigadores escucharon las tristes y alarmantes historias, se dieron en la tarea de identificar a cada uno de los integrantes de esa banda, logrando así interceptar varias líneas telefónicas. Además, les hicieron seguimiento a cada uno de ellos, obteniendo así material probatorio suficiente, que llevó a que la Fiscalía lograra las órdenes de captura, las cuales hicieron efectivas la semana pasada.
Las primeras en ser detenidas el viernes fueron Milangela Julieth Durán Silva y su mamá Omaira Elena Silva Gómez, cuando venían llegando a Cúcuta procedentes de Bogotá. Los investigadores esperaron a que se bajaran de un avión en el aeropuerto internacional Camilo Daza y las capturaron.
Minutos después, otros funcionarios judiciales, en compañía de unidades de la Mecuc, se trasladaron a tres puntos de Cúcuta, donde aprehendieron a Wendy Mishel Durán Silva, Faysure Yvonne Silva, Willid Leonardo Chacón Silva y Edwin Antonio Ruiz Zapata.
La mayor sorpresa se la llevaron los investigadores cuando llegaron a la residencia de Faysure Silva y su esposo Edwin Ruiz, ubicada en Torcoroma 2, donde funciona una peluquería, y encontraron una maleta con varios pasaportes de las víctimas, además de droga, un arma, recibos de envíos de giros, inyecciones para hacer abortar y un computador con abundante información sobre la organización.
Según se conoció, las autoridades duraron alrededor de 10 horas en el allanamiento de la casa de Faysure Yvonne.
Una fuente judicial señaló que todos los capturados están solicitados en extradición por Panamá, con circular roja y azul de Interpol.
Ayer, al cierre de esta edición, continuaban las audiencias concentradas contra los capturados, siéndoles imputados los delitos de trata de personas con fines de explotación sexual y concierto para delinquir. Las audiencias se realizaron bajo reserva.
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Los nexos de la red
Extraoficialmente se conoció que las autoridades tendrían identificadas a varias personas que contrataron a esta estructura criminal para satisfacer sus deseos sexuales con menores de edad, entre los que habría algunos políticos, narcotraficantes y hasta miembros de la Fuerza Pública.
Mediante las interceptaciones, los investigadores conocieron cómo eran los movimientos de la red y quiénes eran sus clientes, por eso están recopilando más pruebas en algunas ciudades de Colombia, donde llegaron sus tentáculos.
Una fuente judicial indicó que esta es la primera fase de esta operación, pero se espera que pronto sean detenidas esas personas que financiaron la trata de personas y la prostitución.
Actualmente, la Policía Metropolitana de Cúcuta estaría adelantando seis investigaciones contra la trata de personas con fines de explotación sexual.
Una problemática preocupante
En el informe ‘Una mirada a la trata de personas en Norte de Santander’, elaborado por Border Lab y que fue revelado el pasado 7 de abril, aseguró que en los últimos dos años, la trata de personas en Norte de Santander se ha incrementado de manera preocupante: entre 2019 y 2020, los casos aumentaron un 267%, al pasar de 3 a 11 víctimas explotadas, tanto de trata interna (4) como de trata externa (7).
Esta estadística ubica al departamento como el primero en ser el destino del país con mayor explotación de personas durante 2020, pues fue el que registró más casos, por encima de Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca y Risaralda.
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Cúcuta por su parte, tampoco presenta un panorama alentador. Al revisar los datos registrados por el Grupo de Lucha contra la Trata de Personas del Ministerio del Interior en 2020 respecto a 2019, se encontró un aumento de las víctimas de trata interna que pusieron a Cúcuta como ciudad de origen, con cuatro casos, superando incluso a Bogotá que registró tres.
Esto significa que la capital nortesantandereana fue, en 2020, la primera ciudad del país donde se captó el mayor número de víctimas para la trata de personas interna, es decir, explotadas dentro de Colombia.
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