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Cúcuta
Campesinos tienen trochas por carreteras en Cúcuta
Programa Comunidad - Gobierno sería parte de la solución a este problema vial.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Domingo, 31 de Enero de 2016

Los campesinos cucuteños aguardan esperanzados a que sus ruegos para que les arreglen las carreteras de sus veredas se gan realidad en la administración del alcalde César Rojas.

El anhelo es igual con todos los gobiernos de turno, dice Jaime Elías Trujillo, campesino de Banco de Arena, en límites con el corregimiento de Palmarito. “Siempre nos prometen, pero el tiempo pasa y pasa, y nunca vemos ni el asfalto ni la maquinaria”.

Recorrer esta zona rural de Cúcuta es todo un calvario, no solo por los cráteres que hay a lo largo de la carretera, sino por la ‘neblina’ de polvo que impide la visibilidad y afecta la respiración.

El único tramo en buen estado es el de la carretera principal que conecta con el corregimiento de Aguaclara y Cúcuta. “Todo lo que se salga de ese corredor es trocha”, afirma Trujillo.

El mal estado de las vías secundarias y terciarias del sector rural de la capital de Norte de Santander es el mismo de las  últimas tres décadas.

No hay campesino que no deba lidiar para sacar sus productos de pan coger al casco urbano de Cúcuta.

A la vereda Agualasal, por ejemplo, que limita con Banco de Arena y Palmarito, los únicos carros y motocicletas que circulan por allí son los que transportan el contrabando que procede desde Venezuela. Es ruta obligada para dirigirse a El Zulia o a Cúcuta, dice el cultivador de arroz Hipólito ngel, padre de tres hijos.

“Sufrimos mucho para movilizarnos y en ocasiones nos toca caminar hasta cuatro kilómetros para abordar la buseta que presta el servicio a Puerto Santander, todo porque el mal estado de la vía no permite el ingreso de los vehículos de transporte público”,  afirma este campesino.

A los estudiantes les toca salir descalzos hacia la escuela para no llegar con los zapatos embarrados y llenos de polvo, sostiene María Luisa Henao, madre de dos hijos, en Agualasal.

El edil de Banco de Arena, Apolinar Suárez, manifestó que la malla vial de ese sector no recibe mantenimiento de la Alcaldía hace más de cuatro años. “Los que lo hacían eran las empresas mineras, pero hace año y medio que dejaron de apoyarnos”.

Hay veredas de Banco de Arena donde a los campesinos les ha tocado dejar perder cosechas de limón, plátano y yuca, porque no entran carros hasta ellas por el mal estado de las vías.

Esto mismo les ocurre a los moradores de las veredas de Carmen de Tonchalá, cuyas vías se han mantenido en condiciones de trocha por décadas.

Este corregimiento contó con suerte al recibir una inversión de la Gobernación de $1.800 millones para la construcción de 1.1 kilómetro de placa huella.

Fue una de las raras excepciones que se hicieron con el sector rural, aunque a decir verdad, si no se controla el paso de volquetas carboneras por allí (unas 60 circulan a diario), esa inversión se perderá, dice Genaro Molina, campesino de la vereda Los Mangos.

La otra excepción fue en el corregimiento de San Pedro, en la vereda El Pórtico, donde la alcaldía pasada invirtió $1.300 millones en el pavimento de 319 metros lineales.

“Dejamos de morder el polvo que por años levantaron los carros que circulan por nuestra vereda, pero aún así, el 80 por ciento de las vías de nuestro corregimiento está intransitable”, dijo Orlando Rey, edil de la zona sur de los corregimientos.

En este sector sucede lo mismo que en Carmen de Tonchalá con el paso de volquetas carboneras, lo cual tiene el recién aplicado pavimento hecho un desastre.

La edil del corregimiento de Buena Esperanza, Marlene Saa, dijo que en su sector hay muchas prioridades en lista de espera, entre ellas la reparación de la malla vial, sin embargo, el campo sigue en el saco del olvido y eso se demostró en los últimos cuatro años cuando en las calles de la cabecera municipal de Cúcuta se invirtieron más de $100.000 millones, y de esto, para el sector rural no alcanzó a llegar ni el cinco por ciento.

Por eso las distancias se hacen eternas cuando de ir a los corregimientos se trata, por ejemplo, a San Faustino, a tan solo 25 kilómetros de Cúcuta, se invierte una hora y estando en buen estado la vía solo 20 minutos.

“Si al menos pasaran la máquina, eso sería suficiente”, dice Angelmiro Barragán, dirigente comunal de San Faustino.

En el horizonte, el panorama no pinta bien para el sector rural en los próximos cuatro años, y ello debido a que la alcaldía de César Rojas no tiene definido un plan concreto para recuperar las carreteras veredales en peor estado. El secretario de Infraestructura, Jonny Pascual Contreras, mencionó que con las comunidades campesinas se socializará el plan de desarrollo para escuchar las inquietudes que tienen en todos los sectores.

Como si el olvido y el deterioro de las vías fuera poco, los campesinos se quejaron porque sus vías están siendo convertidas en escombreras y basureros.

En estas condiciones están las carreteras Cúcuta-Carmen de Tonchalá, Cúcuta-San Faustino, Cúcuta-San Pedro y Cúcuta-Aguaclara.

“Esto demuestra el trato que nos dan no solo las autoridades sino nuestros paisanos del casco urbano de Cúcuta, que se dan el lujo de venir a arrojarnos basura en nuestro propio patio”, dijo Abelardo Castañeda, dirigente comunal de la vereda Canoítas.

Comunidad - Gobierno

La administración de César Rojas anunció que el primer paso que se dará en dirección a la recuperación de las vías de los barrios y del sector rural será mediante el programa Comunidad – Gobierno.

Jonny Pascual Contreras, secretario de Infraestructura del municipio, explicó que mediante este esquema de trabajo la Alcaldía les aporta a las comunidades maquinaria, materiales y asesoría técnica, y ellas la mano de obra. En este sentido, el funcionario manifestó que la Alcaldía, en la socialización del Plan de Desarrollo que tiene prevista con las distintas comunidades, espera escuchar las inquietudes de los dirigentes comunales del sector rural, para incluirlas en la agenda de trabajo.

En el casco urbano, según Rojas, durante su administración se espera pavimentar unas 4.000 calles de barrios con este programa.

Reparar los 1.200 kilómetros de la malla vial, entre estos los del sector rural de Cúcuta, demanda $1.2 billones. En la pasada administración solo se recuperó el 10 por ciento de las vías en mal estado.

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