Cierre un momento sus ojos y trate, a través del tacto, de recrear una imagen en su cerebro. Así fue como Carolina Rozo, una estudiante de Comunicación Social de la Universidad de Pamplona, empezó a convertir un imposible, en algo posible que le ha dado un nuevo horizonte.
A sus 13 años, esta joven perdió el 100% de su capacidad visual, debido a un desprendimiento de retina. En ese momento, y con mucho esfuerzo, fue aprendiendo a ver de otra manera: a través de su olfato, su oído, su tacto...
Después de varios años logró adaptarse e independizarse. Vive sola, no tiene problema alguno con ello. Su valentía y perseverancia la definen como mujer.
Sin embargo, estando en tercer semestre, en el año 2013, la fotografía le cambió la forma de ver la vida. Una práctica visual, se convirtió en una experiencia inolvidable. Ahí fue cuando, apoyada en la estrategia de aula de su docente Julieth Villabona, encontró una oportunidad para aprender y replicar.
La profesora de la Universidad de Pamplona, quien promueve la enseñanza de fotografía a personas con discapacidad visual, a través del Sistema Lázaro, aseguró que "a partir de la experimentación, del ejercicio ensayo y error, del apoyo en otras teorías y efectivamente de una dinámica muy activa por parte de la estudiante, se transformó el microcurrículo de fotografía para que fuera mucho más sensorial".
Para Carolina, esta es una de las materias que más la marcó porque fue un reto abordarla por la parte visual, pero a través de las prácticas "logré aprender y dominar el tema".
En esta ocasión, la estudiante fue más allá del aula, replicando lo aprendido de diafragmas, colores, manejo de la luz, granulado, encuadres y demás, en una pequeña comunidad del barrio Aeropuerto, comprendida por personas de la tercera edad, quienes gracias a sus enseñanzas lograron ver en la fotografía otra perspectiva de vida. Inclusive, culminaron su ciclo de aprendizaje con una pequeña exposición.
"Fue un aprendizaje bastante nutritivo porque como estudiante de Comunicación Social, pude tener todos los conocimientos con respecto a lo que es la composición de la imagen y que son útiles para mi carrera", aseguró Rozo.
Hoy, a sus 33 años, Carolina ríe sin ningún complejo, y hace parte de la población con discapacidad visual que aprendió a vivir sin depender de nadie. Desde su trabajo en la biblioteca pública apoya a otras personas con diversas discapacidades.
¿Cómo voy a enseñarle a una persona que no ve?
Para Julieth Villabona, docente del programa de Comunicación Social de la Universidad de Pamplona, el proceso de creación del Sistema Lázaro no fue fácil. Recibió una estudiante ciega, a la que debía enseñarle fotografía, un arte netamente visual.
Pero ella no se rindió, después de investigar acuciosamente, desarrolló las 14 categorías de gramática de la imagen en alto relieve, en sistema Braile e implementando y adaptando el Sistema Constanz, desarrollado por la artista Constanza Bonilla, logró que su estudiante ciega identificara los colores a través del tacto.
Así Carolina aprendió a reconocer los términos fotográficos, y a identificar tonos de luz, la calidad de la fotografía, tipos de planos, etc.
Villabona logró demostrar que a través de las manos también se puede observar una buena imagen. Esto lo hizo, cuando realzó la imagen y le dio niveles para que Carolina pudiese descifrar su composición y color.
Los cucuteños también lo sintieron
En el marco de la Feria de Inclusión, que se llevó a cabo el viernes 14 de septiembre, en la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, estudiantes y adultos conocieron el valor del proyecto Sistema Lázaro y su pertinencia en la enseñanza de la fotografía para las personas con discapacidad.
Deyanire Solano, estudiante de la universidad Francisco de Paula Santander, dice que apenas se puso los lentes oscuros sobre su rostro se sintió insegura, pero luego logró adquirir confianza para empezar a reconocer en los tableros del Sistema Lázaro, una nueva perspectiva fotográfica.
"Esto no es fácil, pero vivir esta experiencia me enseñó a ver las cosas de manera diferente, y lo más importante a respetar a las personas con alguna discapacidad, quienes pese a su condición luchan diariamente con una sociedad que poco valora su esfuerzo", mencionó la estudiante.
Para Carolina Rozo, quien organizó la Feria, esta experiencia le permitió mostrar de manera real al público cuál había sido su proceso con la fotografía.
"Ver con las manos es demostrar que las personas con discapacidad podemos lograr traspasar barreras que van más allá de lo físico, es poder construir con nuestras manos un futuro mejor, prometedor, donde nosotros podemos ser promotores de muchos eventos que constribuirán a que la sociedad tenga oportunidades académicas y laborales", finalizó Rozo.