De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que, los niños prematuros son aquellos bebés que nacen antes de la semana 37 y que, particularmente suelen ser los más frágiles, porque no están totalmente preparados para la vida extrauterina y como su organismo no está plenamente desarrollado, pueden tener problemas para respirar, necesitar más ayuda para alimentarse o sufrir otras complicaciones como infecciones.
Ayer, el programa ‘Madre Canguro’ del Hospital Universitario Erasmo Meoz (HUEM) cumplió 5 años. Su objetivo es brindar atención a los niños prematuros y/o que presentan bajo peso al nacer (BPN) manteniéndolos en contacto piel a piel con sus padres, para fomentar la salud y el bienestar de estos recién nacidos.
Se ha comprobado que el Método Madre Canguro (MMC) “repercute eficazmente en el control de la temperatura, la lactancia materna y el desarrollo de vínculos afectivos referidos a todos los neonatos, al margen de su entorno, peso, edad gestacional y situación clínica”, según explica la OMS.
Liliana Tuesca, pediatra del HUEM y coordinadora del programa, señaló que, desde el 2016 han brindado atención a más de 1.500 niños prematuros, devolviéndole la alegría y la esperanza a cientos de padres que, aún en medio de la adversidad y procesos complejos, hoy ven a sus hijos crecer sanamente.
Tuesca explicó que, antes de la pandemia, acostumbraban a hacer grandes celebraciones para hacer un reconocimiento no solo a los niños, sino a los papás y mamás que día a día luchan para regresar a casa con sus bebés sanos y salvos.
Sin embargo, para no pasar por alto la fecha tan importante, contaron con la participación de 6 niños, quienes junto a sus padres fueron homenajeados como símbolo de resiliencia, pues en medio del dolor y la incertidumbre lograron ser padres y madres canguro, un proceso que cada día da sus frutos.
“El objetivo de este programa, por un lado, tiene que ver con la parte intrahospitalaria que es toda la atención que se le da al prematuro, entrenamiento a sus padres para que se lo puedan llevar para sus casas lo más pronto posible. Ya no se espera que el bebé sea más grande, sino que se les da un egreso precoz, porque a los papás se les enseñó cómo cuidar a estos bebés y se les hace seguimiento en la parte ambulatoria”, dijo Tuesca.
La profesional detalló que el seguimiento ambulatorio es un manejo multidisciplinario, en donde se incluye valoración por parte de pediatra, enfermería, psicología, nutrición, fisioterapia, oftalmología, audiología y vacunación.
“Hacemos toda la valoración integral para evitar que en un futuro haya secuelas como retraso del desarrollo psicomotor, ceguera, sordera, problemas de comportamiento o desnutrición. Ellos son más susceptibles a problemas respiratorios, entonces pueden terminar en niños asmáticos o fallecer y por eso es importante detectar a tiempo cualquier anomalía. Aquí los niños no tienen que estar pidiendo autorización de citas ni nada, porque hacemos un seguimiento frecuente y es el mismo equipo de trabajo”, agregó Tuesca.
El MMC se caracteriza no solo por el contacto piel a piel, continuo y prolongado que tienen los bebés con sus padres, sino también por la lactancia materna exclusiva que reciben (en el caso ideal); también porque el proceso, aunque inicia en el hospital puede continuarse en el hogar, los bebés pequeños pueden ser dados de alta en un plazo breve y se trata de un método amable y eficaz que permite cubrir las necesidades del bebé en materia de calor, protección frente a infecciones, estimulación, seguridad y amor.
El sello distintivo del MMC es la llamada posición canguro. “La posición del bebé debe ser vertical, entre los senos de la madre o el pecho de su padre (cualquier familiar puede cargar el bebé), con la cara de medio lado y los brazos y las piernas en posición de rana, 24 horas al día. Solo se debe sacar de la posición canguro para cambiarlo y mientras lo alimenta. Durante la noche el cuidador debe dormir en posición semi-sentado”, según lo indicado por la Fundación Canguro de Colombia.
La doctora Tuesca aseguró que el proceso en cada neonato es distinto, porque muchos de los que deben ser ingresados a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pueden demorar días o hasta dos y tres meses.
“Cuando ingresan al programa Canguro estamos viendo hasta que el bebé tiene doce meses de edad corregida, máximo quince meses cuando el bebé ya camina. Cuando ya cumplen esa edad corregida los graduamos como Bebé Canguro y ya siguen el control con su EPS”, mencionó la pediatra.
La profesional señaló que, antes de la COVID, en la sala habilitada para ‘cangurear’ hacían visitas colectivas, donde el principal objetivo era que estuviera todo el grupo familiar para que se involucraran en el proceso, pero ahora citan a un niño cada media hora.
“Aunque lo ideal es con mamá, porque además fomentamos el tema de la lactancia materna como alimento exclusivo, ellas necesitan de una red de apoyo y para eso está el papá, pero pueden intervenir los abuelos o los hermanos. Si son grandes hay que incluirlos en este acompañamiento y en los cuidados del prematuro”, detalló Tuesca.
Los bebés que aún no pueden succionar el pezón de su mamá son alimentados por una sonda orogástrica o “la mamá va hasta el Banco de Leche y se extrae para que el bebé pueda consumir de su leche. Cuando el bebé ya está en condiciones o ha superado la parte clínica, es decir que ya no tienen problemas para respirar, se les enseña la succión en el proceso canguro. O si no, vamos alimentándolos con copita, no usamos mamila con el fin de que el bebé no pierda ese estímulo de succionar a su mamá”, explicó la pediatra.
En promedio, un 8% de los recién nacidos son prematuros, mientras que un 4% nacen con bajo peso, lo que indica que, aproximadamente el 12% de los neonatos requiere del MMC.
Actualmente hay más de 300 niños involucrados en el proceso. La pediatra recordó que, el MMC es un derecho que tienen todos los bebés prematuros en Colombia.
La valentía para ser papá canguro
El 13 y 20 de agosto de 2020, son fechas que Ioska Rueda jamás olvidará. La primera por el nacimiento prematuro de su hija con 32 semanas y la segunda, por la pérdida de su esposa a causa de la COVID-19.
Inesperadamente tuvo que convertirse en padre y madre para su pequeña Salma Nahiara, quien hoy, con casi 9 meses, es una niña sana y feliz gracias al MMC.
Ioska explicó que, debido a las complicaciones de salud de su esposa, “nos dijeron que debían hacerle un desembarazo (cesárea) porque querían salvarle la vida a alguna de las dos, y ahí fue cuando mi hija nació de 32,5 semanas. Yo le dije a mi esposa que de esa íbamos a salir, pero cuando salió del quirófano estaba intubada”.
Lastimosamente su esposa nunca tuvo la oportunidad de conocer a la bebé, pero Ioska la recuerda cada día, porque ante su partida le dejó el mejor regalo de la vida.
Gracias al programa de la HUEM, se convirtió en padre canguro. Ha tenido que sacrificar horas y horas para cuidar a su bebé, pero todo ha valido la pena.
Aunque se beneficiaron del Banco de Leche, debido a la situación por la pandemia, la bebé fue alimentada con leche de fórmula.
“Estuve más de 12 días en el hospital con la bebé en mi pecho. Ha sido un proceso largo, pero satisfactorio”, expresó Rueda. Con el calor de su cuerpo y el amor de padre salvó a su bebé.
Ioska cuenta que, cada vez que llega a casa, su hija se alegra y lo abraza. "Mi esposa quisiera que yo le diera todo el amor a mi hija. Ha sido un proceso duro, porque yo también estudio y me toca dormirla para poder hacer los trabajos de la universidad".
Se encuentra agradecido con el HUEM, pues desde el principio le han brindado apoyo, no solo a su bebé, sino también a él desde el tema psicológico.
"Ha sido maravilloso, porque sin ellos no estuviera como está. Es grande, linda y saludable", dijo Rueda.
Actualmente su pequeña sigue asistiendo a las consultas y en unos meses recibirá el grado como Bebé Canguro.