El mal comportamiento de algunos ciudadanos en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad en los sitios de rumba está atentando contra el esfuerzo de las autoridades por contener la pandemia del coronavirus, pero también contra la ciudad, al exponerla a un tercer pico de contagio de la COVID-19, indicaron profesionales de la salud.
En lo que va del 1 de febrero hasta el día de hoy, en Cúcuta se impusieron 3.785 comparendos y 97 suspensiones temporales de actividades en negocios comerciales como bares, gastrobares, discotecas, restaurantes, entre otros.
Las autoridades advirtieron que los establecimientos de actividad nocturna y gastronómica todavía deben regirse al plan piloto que les permitió su reapertura, pero lo cierto es que no se está aplicando en todos los negocios.
El secretario de Desarrollo Económico y Social, Sergio Maldonado, dijo que se siguen incumpliendo las medidas de bioseguridad en los establecimientos nocturnos y restaurantes alrededor de la ciudad y las multas siguen en ascenso.
El pasado martes, en un encuentro que sostuvieron representantes de la Asociación de Bares de Colombia (Asobares), el Ministerio del Interior, la Alcaldía de Cúcuta, Secretaria de Desarrollo, Secretaria de Salud y Secretaría de Seguridad se analizaron las dificultades que se están presentando en los negocios de la rumba en Cúcuta.
En la reunión se debatió la propuesta de ampliar el horario de atención en el sector nocturno, como una estrategia para mitigar el incumplimiento de las normas por parte de algunos establecimientos.
Según dio a conocer el secretario Maldonado, en la Alcaldía se encuentran registrados 901 establecimientos que deben ajustarse al plan piloto.
“De ellos hay negocios que no cumplen la norma, esto sucede fuertemente en los barrios porque son invisibles. Que estén registrados esos 901 negocios no quiere decir que pertenecen a Asobares”, precisó Eduardo Quintero, presidente de la agremiación.
El vocero recalcó que en esos sectores donde los negocios incumplen los protocolos, es donde la Policía debe hacer más presencia con operativos.
“Esos sitios ilegales nos afectan a quienes tenemos todo legalmente establecido, porque las personas dicen: no, mejor me voy para allá que no molestan tanto con los protocolos de bioseguridad”, advirtió Quintero.
Expuso como ejemplos los eventos sucedidos el pasado fin de semana en las chiquitecas del barrio La Libertad, donde negocios establecidos fueron sorprendidos sin cumplir con las normas.
Otro caso ocurrió en las caballerizas del municipio de Los Patios, donde se han registrado grandes fiestas que se prolongan hasta las 5:00 de la mañana.
En el sector gastronómico también se presentan incumplimientos por parte de algunos restaurantes en diferentes comunas de la ciudad.
Quienes hacen parte de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodrés) no se sienten afectados directamente por aquellos negocios ‘desobedientes’ y siguen motivando para que se apliquen los protocolos para generar la confianza entre los comensales.
“No nos hemos sentido afectados porque son los mismos clientes quienes determinan el volver a visitar un restaurante”, afirmó Belkis Díaz, directora ejecutiva.
Con el fin de generar una reactivación en este gremio, Acodrés organiza eventos donde las personas puedan vivir una experiencia directa en el establecimiento gastronómico.
En la ciudad, son 61 negocios gastronómicos los que hacen parte de dicha organización, los cuales, según Díaz, cumplen con las normas de bioseguridad.